En un libro de 800 páginas están las claves que varios especialistas encontraron para mejorar de manera radical la educación de Colombia, que el año pasado quedó en el puesto 62 entre los 65 países evaluados en las pruebas Pisa.
El texto es producto de dos años de trabajo durante los cuales un grupo de investigadores de la Fundación Compartir –entre ellos el exministro de Hacienda y académico Guillermo Perry Rubio– analizó por qué países como Finlandia, Singapur, Corea del Sur y Canadá llevan la delantera, aunque años atrás estaban en situaciones iguales o peores que Colombia. La conclusión principal es que la fuerza debe ponerse en lograr la excelencia de los docentes, con acciones que implican invertir 3,4 billones de pesos más que lo actual, pero que se revertirían en un crecimiento de hasta 12 puntos del PIB en el 2050.
Ayer, el documento fue presentado ante el presidente, Juan Manuel Santos, líderes empresariales y mandatarios seccionales. Portafolio habló al respecto con el exministro Perry.
¿Qué sensación le dejó la presentación del informe?
Quedé muy contento porque en el auditorio hubo un consenso muy amplio en que el mejoramiento de la calidad de la educación básica, incluyendo el tema de primera infancia, debe ser una de las dos grandes prioridades de Colombia para los próximos años. El Presidente de la Andi (Bruce Mac Master), por ejemplo, contó cómo los empresarios de la Alianza del Pacífico enfatizaron en que lo primero a hacer es mejorar la calidad de la educación.
¿Pero los empresarios se meterían la mano al bolsillo?
Al preguntarles si estaban dispuestos a colaborar, incluso a hacer un esfuerzo con recursos, dijeron que sí. Además, todas las autoridades presentes le dieron todo el espaldarazo, en particular el presidente Santos, quien tomó los hallazgos de este y otros estudios sobre calidad educativa para su posible próximo Gobierno.
Sin embargo, un solo Gobierno no asegura la realización del plan.
Es cierto, esta no puede ser una tarea de un gobierno, sino que debe ser un propósito de Estado, debe comprometer por lo menos a tres gobiernos, porque es a 10 años.
¿Qué asegura que esto se pueda dar?
La expresión ‘acuerdo nacional por la educación’ resonó por todas partes. No hay duda de que estamos en un momento propicio para dar un salto cualitativo que nos lleve a ser una de las naciones en el área con mejor calidad de educación, y que además nos facilite llegar a ser un país desarrollado mucho más rápido.
¿Cómo se financiaría el plan?
Esto nos va a valer cerca de 1 punto del PIB y no se puede hacer sin recursos nuevos. Pero estoy seguro de que si hay algo para lo que todos los colombianos contribuiríamos con gusto un poco más es para que la próximas generaciones tengan un futuro mucho mejor.
Pero prometen que el PIB aumentaría hasta en 30% al 2080.
Es prácticamente imposible encontrar una inversión más rentable en términos de crecimiento futuro, cohesión social, equidad y consolidación efectiva de la paz. Es el mejor negocio imaginable para la sociedad colombiana.
¿Habrá que hacer cambios en el Ministerio de Educación?
Seguramente se va a necesitar reforzar esa cartera y los programas de primera infancia, pero nosotros no nos metimos tanto en eso. Cómo hacer todo esto es algo en lo que hay que trabajar más en detalle.
¿Qué acciones vendrán de acá en adelante?
Estamos dispuestos a hacer lo que sea para que esta idea se lleve a la realidad: convencer a los partidos políticos y a los candidatos de que esto debe ser un acuerdo nacional.
¿Se convertirá en un tema de la campaña presidencial?
Sí, pero en el sentido de que se espera un compromiso de todos los sectores para que, gane el que gane, haya unas cosas que tenemos que hacer y que la calidad de la educación y la primera infancia, deben ser centrales.
¿Qué destacaría del estudio?
Allí se explica cómo lograr la excelencia docente con acciones como el mejoramiento de los programas de formación de los maestros a través de concursos con todas las universidades; asistencia internacional y subsidios para alumnos de grado 11 con altas calificaciones, para que se dediquen a estudiar programas de excelencia. También plantea cómo mejorar las evaluaciones que se les hacen a los profesores, con el fin de que sirvan para ayudarles a enseñar mejor, y recomienda que se generalicen los programas de tutores para acompañar a los docentes más novatos y de las escuelas de menos rendimiento. Un punto central es el mejoramiento de la remuneración, con compensaciones para los que mejoren y los que vayan a poblaciones de difícil acceso.
¿Durante cuánto tiempo es esta ‘ofensiva’?
Son intervenciones que hay que hacer simultáneamente durante 10 años para poder cambiar de manera dramática la calidad de la educación colombiana.
¿Habría que transformar también las facultades de educación?
Estas se deben volver las mejores del país, como hoy día son las de ingeniería o derecho. La idea es que las nuevas generaciones consideren que una de sus mejores opciones es dedicarse a la docencia, como pasa en otros países.