El agua se ha convertido en una industria rentable que mueve US$500.000 millones al año, según algunas estimaciones. Economistas e inversionistas la llaman "el nuevo petróleo" y el "oro azul".
El petrolero de Texas T. Boone Pickens, quien es dueño de más agua que ningún otro individuo en Estados Unidos, ha dicho que este recurso natural debería ser tratado como cualquier otro commodity, es decir, que se negocie para obtener una ganancia.
Empresas como Nestlé extraen cientos de miles de galones de agua subterránea al año, pero pagan poco o nada por el líquido que embotellan y venden.
Sin embargo, donde algunos ven ganancias, otros ven peligro.
El mundo se está quedando sin H2O fresca, lo que representa sólo 3% del agua del planeta. Intentos recientes por parte de corporaciones multinacionales para privatizar fuentes de agua podrían resultar un desastre para países pobres y residentes de bajos recursos que no pueden pagar.
En Bolivia, fuertes aumentos en los precios luego de que se privatizara el agua llevaron a violentas protestas en 2000. Confl ictos similares sobre privatizaciones y aumentos de precios se han producido en Argentina, Uruguay, Sudáfrica y Malí.
Expertos geopolíticos advierten que la escasez de agua representa no sólo un riesgo para la salud pública sino una amenaza a la seguridad global. Actualmente, alrededor de 1.100 millones de personas, un sexto de la población mundial, carecen de agua potable.
El consumo global de agua está creciendo a tasas insostenibles, duplicándose cada 20 años, según un informe de marzo de 2008 de Goldman Sachs.
Maude Barlow, una activista canadiense que se ha opuesto a la privatización del agua por más de 20 años, fue nombrada recientemente como la primera alta consejera en asuntos del agua de las Naciones Unidas (ONU). Su cargo, que es ad honorem, fue creado por el reverendo Miguel d'Escoto Brockmann, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas. A continuación algunos pasajes de su conversación con The Wall Street Journal.
WSJ: Usted ha sido una crítica elocuente de las políticas para el agua de la ONU y el Banco Mundial (BM), al decir que ambos han ayudado en la "apropiación corporativa del agua del mundo". ¿Se sorprendió cuando le ofrecieron un puesto de consultoría en la ONU?
Maude Barlow: No creo que nadie, excepto alguien como el padre Miguel, me hubiera ofrecido el cargo.
A él le importan mucho los pobres.
Es un sacerdote de la teología de la liberación de Nicaragua.
He sido crítica y continuaré siéndolo con respecto a la relación demasiado cercana de la ONU con las grandes corporaciones del agua. En momentos en que la necesidad crecía tanto, dijeron: "Bueno, las compañías privadas pagarán por el agua". Y no lo hicieron. Nadie tiene el derecho de apropiarse del agua para obtener ganancias mientras otras personas se están muriendo.
WSJ: ¿Qué tratará de cambiar en las políticas para el agua de la ONU?
Barlow: Me gustaría que la balanza se moviera de la dependencia en las compañías de agua y la privatización, lo que llamo el camino duro, hacia el camino suave, es decir, protección de las cuencas, recolección de lluvias y restauración de cuencas. No puede existir el derecho humano al agua si no hay agua. Los estudios muestran que cuando sacamos agua de los acuíferos, secamos la tierra.
WSJ: Algunos economistas afi rman que la privatización reducirá el consumo de agua y el derroche, de la misma forma que los precios del petróleo han alentado los esfuerzos para un uso más efi ciente del combustible. Si se le pusiera un precio al agua, ¿no ayudaría a reducir el desperdicio?
Barlow: Para mí, el tema no es si se le pone un precio o no, son las condiciones. Hay tres condiciones importantes para ponerle un precio al agua. La primera es que no debería negársele a nadie el acceso al agua porque no puede pagar.
La segunda es que el agua debe ser mantenida por el sector público, para que sea como un impuesto, no una tarifa. La tercera es que usted está pagando por el servicio, pero no es el dueño del agua. Es muy importante que digamos que el agua no es un commodity.
WSJ: ¿Ve algún rol para el sector privado?
Barlow: En la construcción de infraestructura y acueductos. Hay un lugar importante para el sector privado en la tecnología de limpieza del agua. No hay lugar para el sector privado en la distribución del agua.
Debería ser distribuida por el sector público y sin fi nes de lucro. WSJ: Las Metas de Desarrollo del Milenio de la ONU para reducir la pobreza global incluyen el objetivo de reducir a la mitad la cantidad de personas sin acceso a agua potable para 2015. Usted ha dicho que al paso que van, llevará mucho más tiempo. ¿Qué pasos recomendará para acelerar el proceso?
Barlow: Los pilares gemelos para un futuro en el cual el agua esté asegurada en el mundo son, por un lado, conservación y protección, y, por el otro, el derecho humano al agua.
No creo que se le haya prestado la atención sufi ciente a proteger las fuentes de agua. Entre el 75% y el 80% del agua en la superfi cie en India, China o Rusia está demasiado contaminada como para bañarse, beber o pescar.
La ONU adoptó la solución del BM, que es traer a las compañías de agua y dejarlas que desarrollen estos grandes proyectos, y si usted tiene dinero, puede pagar por el agua. No ven como su responsabilidad proveer agua a los pobres.
Finanzas
14 nov 2008 - 5:00 a. m.
El desafío de saciar la sed de agua del mundo
La nueva asesora de la ONU en la materia explica por qué el líquido no es un 'commodity'
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