Aquel refrán según el cual “lo urgente no deja espacio para lo importante” fue otra vez evidente ayer en Davos, cuando las dos crisis más cercanas del continente europeo volvieron a hacerse presentes en el pequeño poblado de los Alpes suizos, que alberga a los 2.500 delegados que asisten a la versión número 44 del Foro Económico Mundial.
De un lado, la compleja situación de Ucrania, en donde miles de personas se oponen a la administración del presidente Viktor Yanukovich, puso sobre el tapete una realidad cada vez más compleja de resolver.
Del otro, la realidad de Siria -cuyo futuro se discute en una conferencia que tiene lugar en Ginebra- también se hizo presente, sobre todo después de las intervenciones a cargo del mandatario de Irán, Hassan Rouhani, y del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quienes representan a naciones cuyo antagonismo es conocido.
Pero más allá de la animosidad entre unos y otros, también hubo espacio para hablar de la economía mundial.
Al respecto, volvió a quedar en claro que hay un mayor optimismo en torno a la marcha del mundo desarrollado, que coincide con cierta pérdida de protagonismo de los países emergentes, incluyendo a los de esta parte del planeta.
Una prueba de ello fue el evento que congregó a los países que integran la Alianza del Pacífico (ver artículo anexo).
En contra de las expectativas de los organizadores, que esperaban una asistencia masiva -por lo cual la preinscripción era necesaria-, la cita tuvo lugar con apenas tres cuartas partes de las sillas ocupadas.
“Este es un buen termómetro sobre el entusiasmo que despierta ahora América Latina”, comentó uno de los asistentes.
Lo anterior no quiere decir que la región sea vista como fuente de problemas.
De hecho, la colocación que hizo Colombia de bonos a 30 años de plazo a comienzos de la presente semana fue bien recibida y confirmó que el perfil de riesgo ha variado de manera fundamental.
“Es la emisión más grande a este plazo hecha por cualquier país latinoamericano en la historia”, señaló el ministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas.
No obstante, la atención se ha desplazado hacia donde suenan las alarmas o en dirección a otros temas clave, como las elevadas tasas de desempleo en los países desarrollados, el deterioro en la distribución del ingreso o la participación de las mujeres en la fuerza laboral.
En lo que hace a la desocupación, el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Barroso, puso los puntos sobre las íes. “No podemos dar por terminada la crisis con tantas personas sin trabajo. Aprendimos las lecciones, pero la tarea no ha finalizado”, señaló.
Por su parte, la inequidad también fue tema de discusión.
Lo curioso es que, en lugar de formar parte de las escasas protestas que se vieron en las afueras del centro de congresos de Davos, quienes expresaron inquietud al respecto fueron algunos de los capitanes del sector privado.
“Este es un tema de moral, no de negocios”, afirmó el presidente de Morgan Stanley, James Gorman.
Y en lo que tiene que ver con el género femenino, el primer ministro del Japón, Shinzo Abe, volvió a insistir en que una de las estrategias para responder al envejecimiento paulatino de la población nipona es incrementar la tasa de participación del llamado ‘sexo débil’ por encima del 30 por ciento.
Todo lo anterior pone de presente que una mezcla de preocupaciones de corto plazo e interrogantes de largo término le han quitado el lustre a las economías emergentes.
“Hay que reconocer que la atención se ha desplazado a otros temas, por eso tenemos que seguir haciendo la tarea para que podamos ser vistos no como parte del problema, sino de la solución.
Esa es la responsabilidad de América Latina”, puntualizó el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno.
LA ALIANZA DEL PACÍFICO SE PRESENTÓ OFICIALMENTE AL MUNDO
Representantes de los países que la conforman mostraron las bondades del proyecto.
La Alianza del Pacífico tuvo ayer su momento en Davos, cuando representantes de las cuatro naciones que la integran presentaron, en el marco del Foro Económico Mundial, los avances de una zona de integración profunda que el próximo 10 de febrero tiene una cita clave en Cartagena.
En esa oportunidad, los presidentes de México, Perú, Chile y Colombia deberán suscribir el acuerdo comercial que constituye la piedra angular del esquema.
Curiosamente, la pequeña población suiza tiene mucho que ver con un proyecto que genera un gran entusiasmo dentro y fuera de la región. “Fue aquí en Davos en donde el exministro británico Tristan Garel Jones planteó una idea que le transmití al entonces presidente peruano Alan García. El resto es historia”, relató el mandatario colombiano Juan Manuel Santos.
Desde aquella oportunidad, los jefes de Estado de los países que forman parte de la Alianza se han reunido siete veces, y lo harán por octava oportunidad en la ‘ciudad heroica’ el mes que viene, con el fin de seguir por la senda trazada originalmente.
“Cuando nos miramos de forma conjunta, encontramos que nuestra población supera a la de Brasil, al igual que nuestro Producto Interno Bruto”, señaló el mexicano Enrique Peña Nieto.
“Aquí se aplica aquel refrán según el cual la unión hace la fuerza, porque juntos somos mucho más atractivos en el escenario mundial”, dijo el ministro de Finanzas de Chile, Felipe Larraín. Por cierto, el funcionario dejó en claro que la administración de Michelle Bachelet, quien asume el poder a comienzos de marzo, se encuentra plenamente identificada con la iniciativa.
“No puede haber duda sobre la firmeza del camino que estamos recorriendo”, agregó el primer ministro peruano, César Villanueva.
El interés que despierta la Alianza es evidente. Aparte de sus cuatro miembros, hay 25 países que tienen el estatus de observadores y 3 más se encuentran en lista de espera.
Si bien es posible que sean aceptados nuevos integrantes con plenos derechos -como es el caso de Costa Rica-, el mensaje es claro en el sentido de que las decisiones deben ser rápidas con el fin de evitar la lentitud típica de otros esquemas.
“Hay campo en la nave para muchos, pero si aumentan los pasajeros, la velocidad del barco no puede disminuir”, puntualizó Santos.
Dicho lo anterior, el camino por recorrer es amplio. En Davos, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, recordó que el comercio entre los fundadores del nuevo club representa menos del 5 por ciento de su intercambio total.
A su vez, existen amplias diferencias en la calidad institucional, para no hablar del ingreso por habitante, el grado de internacionalización o la oferta exportable.
Pero aun así, el entusiasmo sigue presente. “Este es un proceso de largo plazo”, recordó Peña Nieto. “El formar parte de esta Alianza va a estimular a sus socios para que busquen el mejoramiento continuo”, agregó Santos. “No hay otro tema en América Latina que despierte tanto interés como este”, concluyó Bárcena.
Ricardo Ávila Pinto
Director Portafolio
Davos (Suiza)