Analdex, la Asociación Nacional de Comercio Exterior, en un estudio divulgado recientemente, advirtió sobre los riesgos de un mercado de exportaciones concentrado en pocos países de destino. Las ventas a los Estados Unidos representan el 35% y las que se hacen a Venezuela el 17%. Es decir, que el 52%, la mitad de las exportaciones nacionales son dependientes de esos dos países. Y la salud económica de los mismos o un capricho del presidente Chávez, en el caso de Venezuela, pueden afectarlas.
Hoy la relación con Venezuela pareciera estar en buenos términos y la reunión de mañana viernes entre los presidentes Uribe y Chávez, con abrazo de hermanos incluido, despejará algunas incógnitas. No ocurría lo mismo hace unos meses. En noviembre del año pasado, cuando el presidente Uribe dio por terminada la mediación del presidente Chávez para obtener la liberación de los secuestrados por las Farc, el mandatario venezolano, afirmó que lo habían "apuñaleado por la espalda", que eso afectaría el comercio entre los dos países y que Venezuela buscaría otros socios comerciales. Y lo ha venido haciendo. Es miembro de pleno derecho de Mercosur y ha celebrado acuerdos comerciales con países de la región.
La concentración de las ventas al mercado venezolano es notoria: en animales vivos (99%), en carne (97%), en productos lácteos (91%), en hortalizas (76%), en vehículos (73%) y en tejidos de punto (49%). Una rabieta del presidente Chávez, que no se puede descartar o una mayor desaceleración de la economía norteamericana, que también es posible, pondrían en riesgo los dos más grandes mercados de exportación y los efectos sobre el empleo y sobre el crecimiento de la economía y sobre las empresas exportadoras, serían dañinos.
No tenemos exclusividad como proveedores de Venezuela. Eso también lo advierte Analdex. Podemos ser reemplazados por otros países. Brasil, que tiene una baja participación podría sustituirnos en vehículos, animales vivos, confecciones y aparatos mecánicos. México también puede hacerlo y Argentina en productos cárnicos. La vulnerabilidad del comercio, cuando existen varios proveedores dispuestos a vender y a incrementar su comercio, es real y no imaginaria.
La concentración del comercio es un talón de Aquiles y para darle mayor estabilidad al mismo, lo que se requiere es una mayor diversificación en los mercados de destino. Eso requiere de una labor de venta conjunta de Gobierno y sector privado. Y no hay que ir muy lejos. El mercado centroamericano se ha trabajado poco, igual ocurre con los países del caribe. A los socios andinos les vendemos muy poco. Apenas el 4% de nuestras exportaciones van a Ecuador y un 3% a Perú. Eso es marginal y no debería serlo.
La revaluación de nuestra moneda no es el único riesgo de los exportadores. La alta concentración de los mercados es quizás peor. Pero eso tiene solución y ésta se encuentra en una seria labor de mercadeo y de apertura de nuevos mercados.
Finanzas
09 jul 2008 - 5:00 a. m.
Destino incierto
La mitad de las exportaciones colombianas son dependientes de Estados Unidos y Venezuela.
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