En primer lugar, la transformación luce conveniente para Ecopetrol pues debe otorgarle una mayor flexibilidad financiera y presupuestal de la que hoy dispone. Su condición de empresa industrial y comercial del Estado somete a la petrolera a una serie de condicionamientos que le restan agilidad para competir nacional e internacionalmente en el difícil campo de la exploración y de la refinación de combustibles. La legislación presupuestal actualmente vigente somete a las empresas industriales y comerciales del Estado a una serie de limitaciones, la principal de las cuales es que sus finanzas no se manejan autónomamente sino que están condicionadas a la marcha de las cuentas fiscales nacionales. A mayor déficit de las finanzas nacionales se requiere que empresas como Ecopetrol generen un superávit compensatorio. Sus inversiones no se deciden a menudo por sus propios méritos sino en función del espacio fiscal que permitan las cuentas presupuestales del Estado. Y decisiones tan importantes como la de tomar créditos y en qué proporción (que es una determinación fundamental en el manejo de una corporación moderna) no se adoptan en Ecopetrol en función de sus necesidades y posibilidades sino de las del fisco nacional. Esto explica, por ejemplo, que una empresa como Ecopetrol no tenga prácticamente ningún pasivo en la actualidad. Todo su crecimiento ha tenido que autofinanciarlo internamente. Esto que va más allá de la prudencia corporativa aconsejable y se convierte más bien en un factor negativo en su expansión. Una segunda reflexión que suscita este anuncio es que la determinación de transformar la estructura jurídica de Ecopetrol (vendiendo a particulares el 20 por ciento de su capital accionario) es una decisión importante, pero mucho menos trascendental ahora que cuando no existía la Agencia Nacional de Hidrocarburos. A la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) -hace cerca de dos años- se le transfirió la titularidad y la responsabilidad de prospectar, manejar y adjudicar en nombre del Estado colombiano las reservas de hidrocarburos, tanto de crudos como de gas. Ecopetrol solamente maneja hoy en día las reservas de que ya era titular al momento de la creación de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Esto convirtió a Ecopetrol en una simple empresa petrolera que ya no es la titular, como sí lo era antes, de los yacimientos no descubiertos del país. Obviamente iniciar ahora una privatización parcial en la actual Ecopetrol es algo bien diferente -económica y políticamente- que haberlo hecho en la antigua empresa. Y por último: es de lamentar que el Gobierno no hubiera sido más claro y explícito con la opinión pública sobre sus planes con relación a Ecopetrol. Es de suponer que una determinación tan importante y de tan profundo calado político como la que se acaba de anunciar la vendría analizando el Gobierno desde hace varios meses. No puede ser el fruto de la improvisación. Así haga el Gobierno un esfuerzo verbal para llamar esta operación de otra manera, es evidente que estamos frente a una modalidad de privatización: privatización parcial mediante capitalización podríamos denominarla; pero privatización de todas maneras En varias ocasiones, antes de las pasadas elecciones, durante el Gobierno Uribe I, tanto el Presidente como los responsables de la política energética dijeron con vehemencia que no estaba entre los propósitos del Gobierno iniciar proceso alguno de privatización en la estatal petrolera. Ahora, en el Gobierno Uribe II, cambian súbitamente de opinión. Con una decisión respetable claro está. Pero que hubiera creado muchísima menos ambigüedad si desde un comienzo se hubiera anunciado de manera más clara al país. Ex ministro de Hacienda "Ecopetrol solamente maneja hoy en día las reservas de que ya era titular al momento de la creación de la Agencia Nacional de Hidrocarburos.
