Para esa percepción sobre la decisión que tomará este viernes la junta directiva del Emisor ayudan especialmente dos hechos: los signos de desaceleración, especialmente la fuerta caída de la industria en marzo, cuya producción bajó 9,43 por ciento, y las perspectivas de inflación al final de año, que los técnicos del banco subieron de 4,7 a 4,9 por ciento en su último informe sobre el tema que se presentó la semana pasada.
Si bien el banco mantiene su meta entre 3,5 y 4,5 por ciento, el pronóstico de los técnicos de la misma entidad está muy por encima, lo que puede ser visto por el público como un cambio del objetivo y daría a la junta más espacio para no apretar tanto su política.
La percepción de una gran parte de los expertos financieros es que el Emisor dejará este viernes su tasa de referencia en 9,75 por ciento, es decir, el mismo nivel que rige desde febrero pasado.
Para muchos observadores, el problema de las tasas de interés va mucho más allá de lo que decida la Junta Directiva del banco central y todo dependerá del rumbo de la inflación.
Por ahora, la expectativa del mercado financiero es que los precios al consumidor seguirán elevados y, por lo tanto, habría al menos un nuevo aumento de las tasas de interés en lo que resta del año.
Una pista de que esto puede suceder es que las tasas de los Títulos de Tesorería (TES), representativos de la deuda pública interna, han mostrado tendencia alcista en las últimas semanas.
"Esto significa que las expectativas del mercado le apuntan al aumento de la inflación", dice el director de análisis económico de la firma comisionista de bolsa Corredores Asociados, Ricardo Durán.
Por su parte, los análisis del Citibank sobre Colombia consideran que hay un alto grado de incertidumbre sobre el futuro de la política monetaria.
"Las expectativas de la inflación no están ancladas y, por el contrario, cada vez crece más la proporción de analistas que cree que el Banco de la República no cumplirá la meta de inflación por segundo año consecutivo. De hecho, nuestras encuestas muestran que la credibilidad del objetivo de la inflación está en un nivel históricamente bajo", dice un análisis de ese grupo financiero.
La incertidumbre sobre la política monetaria se refleja en las encuestas del Citibank, según las cuales, un 25 por ciento de los analistas cree que el Emisor subirá su tasa de repo para el final de año.
El restante 75 por ciento está dividido entre los que piensan que las bajará y los que creen que las mantendrá estables en el 9,75 por ciento actual.
"Pensamos que esto es, en parte, un reflejo de la inconsistencia que se presenta entre los dos objetivos implícitos del Emisor (inflación y tasa de cambio), lo cual ha afectado negativamente la estrategia de comunicación del banco central y su habilidad de guiar al mercado", dice el análisis del Citibank.
Hora de que el Gobierno actúe
Para los expertos, es claro que las presiones que tiene el Banco de la República sobre la inflación surgen por el lado de la oferta y no de la demanda y, por eso, es poco el espacio que tiene para moverse.Las presiones de la oferta se originan en el aumento constante de los precios de las materias primas, liderados por el petróleo, que afectan toda la cadena productiva y ahí el Emisor no tiene campo para actuar.
Por eso, dicen, la mayor responsabilidad está ahora en manos del Gobierno, que deberá tomar medidas para abaratar los precios de los alimentos y de los combustibles para evitar que la inflación siga en aumento y frenar cualquier nueva intención del Emisor de subir las tasas de interés.