La temporada electoral no tomó a la economía colombiana en su mejor momento. En ese escenario, el presidente de la Bolsa de Colombia, Juan Pablo Córdoba, considera que el país no está al borde del abismo, pero insiste en que la urgencia de abordar los debates necesarios para que el PIB crezca a un mejor ritmo.
Esto, entre muchas otras cosas, ayudará a la inversión, la productividad y a que el país no pierda el grado de inversión. Sobre estos temas, el directivo habló con Portafolio.
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¿Qué pasa si hay otro recorte de calificación?
Al país no le conviene que le bajen la calificación y menos perder el grado de inversión, tenemos que movernos en sentido contrario. Si hacemos lo que se necesita para promover la inversión, ser más productivos y crecer más, eso ayudará a que la deuda del país sea más sostenible y mejorar la calificación. Lo bueno es que la solución está en nuestras manos. Es cuestión de entender el problema y la necesidad de corregirlo. El país no está al borde del abismo y ha evolucionado, solo que la velocidad es insuficiente.
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¿Qué mensaje le envía a la administración que llegue?
Tanto al Gobierno como al Congreso, que demos las discusiones de frente. Hay que generar empleo y que sea formal, hay que tener crecimiento económico para que haya bienestar y por eso hay que ver lo que está mal en nuestro diseño institucional y arreglarlo. Las cosas hay que decirlas, no porque no sean populares se deben dejar de lado, pues no resolver los problemas no le ayuda a nadie.
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¿Cómo hacerlo?
Es un tema de organizarnos, de mejorar las instituciones y la gerencia de lo público para que contribuya a que lo privado funcione. En época electoral hay críticas de que todo está mal, pero hay que reconocer que Colombia ha progresado, aunque no a la velocidad que debiera. El país debe desarrollar su propio potencial, son 4 ó 5 discusiones: el tema tributario, de seguridad jurídica, pensiones y subsidios, la seguridad social, el funcionamiento la justicia y la corrupción.
¿Qué falta para reanimar la economía?
Si uno dice que Colombia debería ser capaz de duplicar su ingreso per cápita en 20 años –meta ambiciosa y lograble–, entonces deberíamos crecer al 4,5% en promedio. Pero al ritmo que vamos, nos tomaría 70 años. Eso invita a abordar una serie de reformas estructurales que conduzcan a acelerar el crecimiento , a mejorar la productividad y a formalizar la economía. Si seguimos con una economía que es un 50 % informal, va a ser muy difícil que seamos un país competitivo.
¿Por dónde abordar el tema?
Hay temas transversales que tenemos que abordar sin apasionamientos ni dogmatismos. Para crecer tenemos que invertir y se está haciendo, pero la productividad de esa inversión tiene que mejorar. Para ello se necesitan reglas de juego claras, las consultas populares y las licencias ambientales han mucho daño, la determinación del uso del subsuelo por parte de los entes territoriales ha generado incertidumbre y eso no es buena política económica y debe arreglarse. Colombia no puede depender del petróleo y el aparato productivo tiene que diversificarse, pero noo podemos abandonar las actividades extractivas, o ¿con qué vamos a reemplazar US$20.000 millones de exportaciones mineroenergéticas?
¿Y los demás?
Para diversificar el aparato productivo y exportador hay que dar claridad a otros sectores. Todos creemos que en el campo hay buenas oportunidades, pero se necesitan dos temas fundamentales: darle claridad al tema de tierras y proveer bienes públicos que permitan a todos los productores beneficiarse de menores costos y mejorar la productividad del campo, en vez de subsidios que son ineficientes. El sector manufacturero no reaccionó a la depreciación de la tasa de cambio y sigue perdiendo competitividad, debe haber un ajuste tributario que resuelva los problemas. La última reforma tributaria trajo avances en la dirección correcta, pero seguimos con una alta tasa de tributación, y lo más grave son los impuestos a los bienes de capital. Colombia ha venido en un modelo de ahorcar a las empresas por no cobrar impuestos en donde debe ser y eso mata la productividad y el crecimiento.
¿En dónde debe ser?
Se habla de que hay que eliminar las exenciones. Al ver el tema, valen $60 billones, de los cuales $48 billones son a personas naturales. En Colombia el 80% del impuesto de renta lo pagan las empresas y el resto las personas, en el mundo la proporción es al revés. En cambio, de los 22 millones de ocupados solamente 1,8 millones pagan impuesto de renta, y se calcula que quienes ganan menos de 5 millones de pesos al mes no pagan, así que tenemos una exoneración en renta del 95%. Así las cuentas no dan y le siguen echando mano a los poquitos que sí están pagando.
¿Y en IVA?
Las exenciones valen $40 billones, que benefician más a los estratos 4, 5 y 6. Esa es la política fiscal más regresiva, porque por darles un beneficio a las personas de menos ingresos se está exonerando a todos y esa discusión tiene que darse. Tenemos un problema de bienes no gravados, exenciones a personas naturales y evasión en renta, eso tiene que atacarse en un ajuste tributario, para que quienes están en el sector formal generando empleo e inversión tengan una tributación razonable, competitiva y que permita crecer.
¿Cómo atacar la informalidad?
Hay que simplificar los trámites para que las empresas y el trabajo se formalicen, el Estado ha puesto tantas talanqueras que es complejo ser formal. El monotributo es un buen tema, pero se quedó corto, debe llegar a más personas y con una tasa más alta; el régimen de seguridad social debe ser más sencillo, ahí una propuesta interesante es el salario mínimo por horas, que facilite las contribuciones.