También estudian su ubicación frente a los centros de consumo y las vías (pavimentadas o carreteables).
En general, los corredores inmobiliarios rurales tienen dos formas de calcular el valor del predio: según la ley de la oferta y la demanda (método de mercado) y cuantificando la renta que produce (conocido como método de renta).
El primero consiste en conocer el predio, averiguar con varias fuentes el valor de una hectárea en la zona y así tomar un valor promedio.
Este es subjetivo debido a que imperan la moda y el interés de los vecinos en mostrar que la tierra vale más de lo normal, por lo que la cifra obtenida no es confiable.
Por el método de renta, se tiene en cuenta la producción de toneladas por hectárea, su precio al productor y se restan los costos de producción para obtener la renta que ofrece.
Para determinar el precio final se debe sumar a la renta un 10 por ciento, promedio para así establecer el precio final por hectárea.
Este se utiliza para negociar la compra. A la hora de avaluar hay otros elementos adicionales para considerar, como los sistemas de riego, las construcciones vinculadas con la producción, las bodegas de acopio y las construcciones pecuarias (corrales, bebederos, saladeros).
Estos tendrán un precio de acuerdo con el estado en que se encuentren. Hay otros factores como los microclimas y ecosistemas (en Colombia hay más de 30.000 diferentes), que determinan la productividad de ciertas especies agrícolas o pecuarias en sitios específicos del país.
Las construcciones suntuarias no se consideran a la hora de incrementar el costo final del predio, ya que estas no generan renta.