La más reciente edición de Lecciones empresariales de Portafolio tuvo lugar esta semana en la sede de Uniandinos, en Bogotá, donde la invitada fue la economista Ana María Ibáñez, decana de Economía de la Universidad de los Andes.
La conversación con la académica fue dirigida por el director de este diario económico, Ricardo Ávila, y el auditorio, conformado por unos 60 asistentes, profesionales de distintas ramas.
Hace ocho meses, Ibáñez asumió la decanatura en los Andes en reemplazo del actual ministro de Salud, Alejandro Gaviria. Es doctora en Economía Agrícola y Recursos naturales de la Universidad de Maryland. Ha sido investigadora del Banco de la República, de Fedesarrollo, asesora en el Ministerio de Ambiente y consultora del Banco Mundial.
La conversación abordó varios tópicos de la realidad nacional: el medio ambiente y la minería; el conflicto armado rural y la violencia urbana; los diálogos de paz, la etapa posconflicto; la tierra, el narcotráfico o el papel del Estado.
Al empezar su carrera profesional, el sueño de Ibáñez era ser codirectora del Banco de la República, pero trabajando en el Banco se desencantó rápidamente del tema monetario, segun contó.
Entonces pensó que su pasión eran los temas ambientales, aunque más tarde haciendo la maestría en esta materia, en Estados Unidos, descubrió que su verdadera vocación era la academia. “Lo que me gustaba era analizar un problema desde distintos ángulos para conocerlo tan bien que se pudiera entregar información a quienes toman decisiones para que lo hagan de la mejor manera”, explicó.
“¿Qué le gusta de la universidad hoy en día frente a la que vivió en su época de estudiante?”, le preguntó Ricardo Ávila, y la economista respondió que el hecho de encontrar a gente joven llena de sueños la contagia. “Hoy, la Universidad es mucho más desarrollada, apenas para un mundo más difícil y competitivo”, agregó.
Precisamente, durante su gestión académica encontró un nuevo enfoque para sus investigaciones y estudios: “Al tema ambiental no se le da la importancia que requiere, y terminé decepcionada. Entonces, quise aplicar las técnicas de la economía ambiental a la violencia y el crimen en el país”, dijo, y agregó “¿qué le significa al país esa violencia, más allá de los puntos del PIB que le cuestan a la economía? Es más útil pensar en el colombiano que vive en medio del conflicto armado, en el desplazamiento desde distintos ángulos y en la gente que no se desplazó: cómo hace para sobrevivir”, cuestionó.
Ibáñez también manifestó su optimismo frente al proceso de diálogos de paz con las Farc. “Creo que el país logrará sacarlos adelante, porque hay una buena agenda, que contempla víctimas, desmovilización, desarme, participación política, narcotráfico, tierras y desarrollo rural”. La decana descartó que hoy en día la tierra siga siendo el origen del conflicto, y dijo que “el narcotráfico lo permeó y generó otros problemas sociales que lo agravan”.
Así mismo, fue enfática en señalar que el país no cambiará apenas se firme la paz. “La violencia parará ruralmente, por menor presión del ejército y la policía. Pero el posconflicto obliga al Estado a invertir recursos, pues es una etapa débil, sobre todo los dos siguientes años, periodo en que es altamente factible recaer en el conflicto armado”, apuntó.
La economista también dijo que la sociedad civil debe hacer sacrificios: “debe haber impuestos destinados al posconflicto, la reconciliación, la verdad y la justicia”. Agregó que el Estado debe trabajar en la correcta implementación de las leyes pues la mayoría son “mal implementadas”. Con su conocimiento ambiental, Ibáñez tomó partido en el debate sobre la minería y el medio ambiente: “Se puede proteger el medio ambiente y que haya desarrollo económico; las mineras deben ser responsables; en los parques naturales debe haber ecotursimo, bien regulado y que genere recursos; lo que pasa es que no se ha hecho una política social en las regiones de los parques y esa debilidad institucional lleva la gente a tomar partido y extremos”.
“Mira a Colombia y ¿cómo nos ve?”, fue de las últimas preguntas de Ricardo Ávila. “Soy bastante optimista. Países desarrollados han pasado por largos procesos de conflicto, pasó en Europa y luego crecieron; la clave son las políticas fiscales adecuadas, pero en un futuro promisorio”, concluyó.