Una de las peores semanas de su historia. Así podría calificarse la suerte que corrió la industria de la porcicultura en el país y en el resto del mundo, por culpa de la mal llamada 'gripe porcina'.
Los primeros en poner el grito en el cielo fueron los productores y los gremios que los representan; desde París hizo lo propio Bernard Vallat, director de la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE) y, desde Roma se unió el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La peor decisión se tomó en Egipto, cuando el gobierno ordenó sacrificar unos 400.000 como 'medida preventiva'.
Fue tal la presión por el nombre del virus, que este terminó en 'mutar' a A/H1N1, según lo ordenó la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿La razón? Los expertos consideran que no hay evidencia para creer que la enfermedad puede contraerse por el contacto con los animales o por el consumo de su carne.
Ahora, más tranquilos, los cerdos seguirán en sus piaras y los humanos rezando para no contraer la famosa gripa.
Frente a los cerdos, vale la pena destacar que estos animales no son mascotas, no deben cohabitar con las familias campesinas y sus explotaciones deben estar alejadas de las casas de habitación, mientras que el contacto del hombre con estos animales debe ser estrictamente el relacionado con el manejo de los operarios de las piaras; es lo que se llama bioseguridad.
Estas son las recomendaciones básicas de los manuales de producción de cerdos, que cobraron actualidad.
Así, para evitar los contagios con virus, hongos o bacterias que puedan transmitirse al hombre (zoonosis), los expertos en porcicultura hacen diez recomendaciones:
En primer lugar, tener corrales de cuarentena a donde deberán ir los animales sospechosos de estar enfermos o los nuevos que entren a la piara.
No comprar animales adultos para reemplazo, ni hembras preñadas; por el contrario, animales menores a los cinco meses de edad, etapa en la que se inicia el plan de vacunación. En cuanto a las granjas, estas deben separarse a una distancia mínima de 5 kilómetros de distancia una de la otra, mientras que la orientación de los corrales juega un papel importante en la transmisión de enfermedades.
Por su parte, el agua de consumo de los animales debe ser fresca y potable, mientras que los alimentos balanceados no deben llevarse en camiones que transporten animales, y la maquinaria, los equipos o algún tipo de insumo no deben prestarse entre granjas.
Deben prohibirse las visitas de curiosos, y el personal que trabaja en la granja debe capacitarse en sus labores, mientras que les queda prohibida la tenencia de cerdos en sus casas. Igualmente, al entrar y salir de la granja deben bañarse y cambiarse de ropa.
Por último, se recomienda poner en marcha programas de desratización y control de plagas, insectos, pájaros y moscas, disponer correctamente los estiércoles y los animales que hayan muerto.
Atracción como mascotasLa relación del hombre con los cerdos ha sido mucho más estrecha que el consumo de su carne; algunos conviven con ellos y son visitantes asiduos de las cocinas en espera de residuos de todo tipo.
De otra parte, en la granja Pennywell Farm, en Gran Bretaña, pueden comprarse como mascotas a cerdos pigmeos, una variedad de la especie exótica kune kune, nativa de Nueva Zelanda. Lo atractivo de tenerlos como animales domésticos es que alcanzan un peso de apenas el 10 por ciento de un cerdo normal.
Vale la pena recordar la estrecha relación de James Cromwell, el granjero de Babe, el cerdito valiente, quien se empeñó en hacer de su animal el campeón de un certamen de perros ovejeros en el Reino Unido. www.imdb.com/title/tt0112431 y www.pennywellfarm.co.uk