Los mayores costos de atención por incumplir el deber de autocuidado, señala el artículo 8° del borrador, podrán derivar en ajustes al valor de los aportes a la cotización o complementarios, conforme a la capacidad económica del afiliado a cualquiera de los dos regímenes: contributivo o subsidiado.
Además, el artículo 9° establece que para contribuir a la financiación del sistema de salud, los afiliados y beneficiarios deberán asumir, así sea en una mínima parte, el costo del servicio de salud que reciben. De nuevo, esto depende de su capacidad de pago.
Paula Acosta, asesora del ministro de la Protección, advierte que una persona que no cuida su salud (fumar o consumir alcohol, por ejemplo) genera unos costos que deben ser cubiertos por todos; lo menos que puede pedírsele es que de acuerdo con su situación económica contribuya con un aporte extra que ayude a pagar el tratamiento.
Por ello, la iniciativa dice que toda persona debe procurar la atención integral de su salud y la de sus hijos menores o en situación de discapacidad.
La aplicación de ese punto, si el Congreso aprueba el proyecto, que será radicado en breve, será progresivo, dijo Acosta, pues la idea es empezar con una pedagogía del médico y de las autoridades de salud sobre la importancia y necesidad del autocuidado.
Además, agregó, con la fijación de unos aportes mínimos se busca racionalizar el uso de los servicios, cuya consecuencia inmediata es reducir y hasta evitar las congestiones con el consiguiente mejoramiento en la calidad de la atención.
Uno de los mayores disgustos de la población con la fallida emergencia social del gobierno pasado tuvo que ver con la obligación que se establecía para que las personas, dependiendo de su capacidad de pago, ayudaran al pago de los servicios no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS), acudiendo, incluso, a las cesantías.