Los sorprendentes acontecimientos de los últimos días relacionados con paramilitares, parapolítica, Farc y secuestrados, mantienen a la opinión pública confundida. No se sabe cómo se afectará el trabajo de la justicia que tiene a su cargo los casos de la parapolítica y que recibió el apoyo de una ciudadanía ansiosa porque se frene la impunidad reinante. Ojalá que para el 7 de junio, fecha clave anunciada por el presidente Uribe, se haya aclarado o se principie por aclarar la confusa situación creada. En todo caso, por lo que se viene conociendo de la violencia y barbarie de los grupos armados por fuera de la ley y de la extendida corrupción que han fomentado en no pocos sectores de la activad nacional, sumado a sus inocultables pretensiones de tomarse el poder para manejar el país según sus conveniencias e intereses, nos obliga a actuar sin tardanza. Y me refiero a todos, no solo al jefe de Estado, al Gobierno y los otros poderes con sus instituciones, sino a todos los ciudadanos amantes de Colombia, es decir, a la sociedad en su conjunto. Si a esta intolerable situación de orden público le agregamos los problemas de la pobreza y miseria, de las limitaciones de calidad y cobertura en los servicios de educación y salud y del numeroso desempleo, se comprenderá el por qué de la urgencia de esta impostergable lucha. Pero el rescate exitoso de la nación, requerirá de un significativo ajuste en el comportamiento ciudadano y en el de los organismos del Estado. Es necesario una mayor participación de la ciudadanía en los procesos de decisión que determinan o afectan su condición de vida; y los organismos estatales tienen que actuar, con transparencia y eficacia, no como obstáculos a las actividades de la sociedad sino a su servicio. Sobre las causas fundamentales de la situación y los mecanismos para lograr las metas contempladas me referiré en próxima nota, dada la limitación de espacio. Por el momento, quisiera tan solo indicar que esta lucha demandará paciencia y trabajo sostenido durante un período considerable de tiempo, dada la gravedad de los problemas a superar. Una estrategia nueva, inteligente y bien pensada, será necesaria y sus resultados se irán dando con la aplicación de las acciones propuestas en ella. Construyamos democracia que funcione en beneficio del bienestar colectivo exclusivamente. * Ex embajador de Colombia en Bruselas Construyamos democracia que funcione en beneficio del bienestar colectivo exclusivamente.
Finanzas
31 may 2007 - 5:00 a. m.
Una gran responsabilidad
En nota de la semana pasada de PORTAFOLIO, anotaba que a los colombianos nos llegó la hora de definir si dejamos que las cosas sigan como vienen de tiempo atrás o, por el contrario, nos comprometemos en una lucha a fondo para rescatar a la nación de la degradación moral y ética a que ha llegado y para acabar con la injusticia social y la desigualdad existentes. Llevar a cabo esa lucha constituye una gran responsabilidad que tenemos con la patria, con nuestros hijos y con las futuras generaciones que habrán de vivir en esta nación.
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