Lo paradójico es que hace apenas unos años, Ecopetrol desarrolló una agresiva campaña para estimular el uso del GLP en el área rural, encaminada a desestimular la tala de bosques y el empleo de la leña en actividades domésticas.
Según Mora, de Unigás, en Colombia aún hay ocho departamentos donde no llega el gas natural y el GLP es la alternativa para esos consumidores, o en su defecto las tradicionales estufas de leña, las cuales en muchas fincas siguen siendo parte de la estructura de la vivienda.
Otros que se verán muy golpeados son las familias que viven en inquilinatos, en zonas urbanas, ya que por obvias razones, esas personas prefieren tener un cilindro de gas para cocinar sus alimentos que estar conectados a una red de gas natural que tiene un solo medidor para todos los que habitan en una residencia.
Para la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), no es conveniente que el usuario no pueda conocer los precios reales de los combustibles que consume y su verdadera eficiencia, pues es claro que el país debe orientarse hacia el uso de los energéticos con que más cuenta como el caso de la electricidad y no sobre los que hay un déficit como en el caso del petróleo y sus derivados.
Por ahora, la discusión sobre los precios del gas propano mantiene en alerta a los defensores del medio ambiente.