En Colombia, las dosis diarias de uno de los dos grupos de medicamentos para tratar la hipertensión arterial no solo se multiplicaron 4,3 veces, sino que su valor supera 8 veces el de otros productos para combatir esta patología.
Más de 47 millones de colombianos han sido testigos de cómo los precios de una fracción de los productos farmacéuticos que se venden en Colombia llevaron al colapso las finanzas del Fosyga y pusieron en jaque las del sistema de salud.
Muy pocos saben, sin embargo, que simultáneamente a la escalada de los recobros al Fosyga, que hace cuatro años alcanzaron 2,4 billones de pesos, entre el 2005 y el 2010 las dosis consumidas de algunas medicinas se incrementaron 6 veces.
En palabras del ministro de Salud, Alejandro Gaviria, en ese periodo “aumentaron las dosis consumidas de ciertos medicamentos de alto costo en más de un 600 por ciento”. Ese comportamiento alcista de la demanda estuvo acompañado, cómo no, de un incremento de 847 por ciento de su valor promedio, pero no de una mayor cobertura y/o de mejores resultados en salud.
“Una porción de esos aumentos podría explicarse por prácticas inadecuadas de prescripción de medicamentos”, comentó el funcionario, para quien es necesario entender, analizar e incidir sobre los factores que determinan la formulación médica.
Para ello, el Ministerio de Salud selló una alianza con Eurosocial, programa de la Unión Europea (UE), para realizar un plan piloto integral focalizado en los medicamentos para tratar la hipertensión arterial, que es un problema de salud clasificado como prioritario para Colombia.
El objetivo de la prueba es analizar el consumo y el gasto en esos fármacos, publicar información independiente dirigida a los profesionales de la salud y la población, y diseñar herramientas informáticas amigables de apoyo a la prescripción y orientación del uso.
Todo ello debe concluir en la elaboración de un programa nacional de uso racional de medicamentos, formalmente establecido y con las normas que garanticen la continuidad del proceso.
Por otro lado, y como lo informó este diario, el Gobierno detectó que el precio de los factores antihemofílicos cambia según su origen, plasmático o recombinante, aunque sus resultados en el paciente son los mismos, pero los segundos valen hasta 111 por ciento más que los primeros.
Parte de lo anterior tiene que ver con prácticas inadecuadas de prescripción, aspecto que les compete a los médicos y, en el caso de otras medicinas, con hábitos de consumo que no son razonables y cuya responsabilidad recae en buena medida en los pacientes.
PROYECTO CON ALIADOS LOCALES Y EUROPEOS
Para esta iniciativa, la cartera de Salud cuenta con aliados estratégicos locales (Agencia de Cooperación de la Presidencia de la República, universidades, Invima, secretarías de Salud de Cundinamarca y el Atlántico, asociaciones de médicos y de farmacéuticos.
El proyecto, además, se apoyará en experiencias europeas exitosas, como la implementación de planes de prescripción racional de medicamentos de la comunidad de Madrid, que le han reportado al sistema de salud de España ahorros significativos.
También, los boletines de información independiente de la Comunidad de Navarra que, según el Ministerio de Salud colombiano, han permitido un vínculo de comunicación permanente entre el sistema de salud y sus médicos.
Igualmente, el formulario terapéutico de Inglaterra, que, aseguran en el cartera de salud de Colombia, es la herramienta de consulta más usada por los ciudadanos ingleses, y también las investigaciones de consumo de medicamentos del Instituto Karolinska de Suecia, que orientan de forma sencilla a quienes toman las decisiones.
UN PRODUCTO SUPERA HASTA OCHO VECES EL PRECIO DE OTRO
Las ventas de los productos más costosos han venido creciendo, en detrimento de los más baratos.
Los medicamentos para combatir la hipertensión arterial se clasifican en dos grandes grupos: ARA II e IECAS; estos últimos son mucho más baratos y conocidos, y deberían ser la primera alternativa de elección de manejo de esa patología, señala un documento del Ministerio de Salud.
En Colombia, la hipertensión arterial ocupa el primer lugar de las causas de enfermedad en ambos sexos y para todas las edades.
Por otro lado, agrega el documento, algunas experiencias internacionales han establecido a los ARA II como prioridad de intervención hacia el mejoramiento en la prescripción y el uso, por el incremento injustificado del gasto en relación con los otros medicamentos.
Entre el 2010 y el 2013, las ventas totales de medicamentos ARA II en Colombia tuvieron una tendencia creciente, superando ampliamente las de productos IECAS.
En el 2010, la facturación de ARA II fue 1,75 veces la de IECAS, proporción que aumentó a 3,18 en el 2013.
En el primer grupo el rey es Losartán, cuyas ventas por más de 130.000 millones de pesos en ese periodo equivalen al 61 por ciento del total del grupo.
En relación con IECAS, según el documento conocido por este diario, las ventas de Losartán son 2,5 veces las de Enapril (53.000 millones de pesos), el medicamento de elección dentro de este grupo.
En el 2013, cada dosis de ARA II costó 204.000 pesos mientras que la de IECAS 27.000 pesos, es decir, enfatiza el Ministerio, siendo sustitutos, los IECAS valen ocho veces menos.
La idea de las autoridades de la salud colombianas es promover información para que solo se usen los ARA II en los casos en que realmente se necesiten y que se utilicen los IECAS como primera elección. “Estos, además, ayudan a posicionar los medicamentos del POS. Se espera también que se evite el recobro de ARA II que no están en el POS”, señala el Ministerio.
Jorge Correa C.
Economía y Negocios