De acuerdo con Isulza, la situación haría que, igualmente, se incremente el número de pobres.
"Estamos ante el riesgo grave de que, por el aumento en los precios de los alimentos, en América Latina se reverse el progreso conseguido", con consecuencias indeseables, dijo.
La situación no puede ser más contradictoria, teniendo en cuenta que este es el único continente donde la producción de alimentos está 30 por ciento por encima de los requisitos de la región, es decir, que se produce más de las necesidades de alimentación de la población.
El problema, entonces, no es de producción de alimentos, sino de la forma como estos llegan a la gente, expresó el dignatario, quien demandó de los asistentes el Foro la necesidad de trabajar arduamente para tratar de solucionar las necesidades de los jóvenes latinoamericanos.
A los empresarios americanos, a los dirigentes de organismos multilaterales y gremiales y a los delegados de diferentes gobiernos, Insulza les recordó que ocho millones de jóvenes latinoamericanos viven con menos de un dólar al día, que su desempleo triplica al de los adultos y que uno de cada cuatro de ellos no estudia ni trabaja.
También aseguró que la inequidad es el mayor lastre en el camino del progreso de América Latina y puede empeorar con el crecimiento acelerado de los precios de los alimentos, un fenómeno que azota al mundo desde el año pasado.
Además, la inequidad también se atraviesa en el mejoramiento de la competitividad latinoamericana, advirtió Insulza.
La inequidad, insistió el directivo, es el principal obstáculo para el desarrollo latinoamericano, con el agravante de que prácticamente se ha mantenido inmodificable en los últimos 100 años.