Eso sí, todos están de acuerdo en que lograr la integración energética latinoamericana sería positiva para la población más pobre, que se beneficiaría de bajos precios de la energía, el gas o los combustibles. Sin embargo, las dudas que surgen tienen que ver con el cómo se hace. El nuevo impulso que se le dio ayer a este proceso con la contratación de un estudio sobre la regulación energética en los países de la región, según informó el ministro de Minas y Energía de Colombia, Hernán Martínez. Los resultados de este estudio deberán estar listos a mediados del próximo año y serán un nuevo insumo para avanzar hacia la estructuración de los diferentes procesos. Justamente, las diferentes percepciones de las regulaciones, son uno de los factores que ha impedido un más rápido avance de esta clase de iniciativas. Si aceptamos los resultados de ese estudio, que es el compromiso que tenemos en estos eventos, se facilitaría enormemente esta transferencia de energía entre uno y otro país, dijo Martínez. En desarrollo de la Semana de la Energía de Latinoamérica y El Caribe, que se realiza en esta ciudad, quedó claro que en el continente hay un buen número de líneas de interconexión eléctrica totalmente desaprovechadas, en la que los países han invertido millonarios recursos, que no están en funcionamiento por falta de claridad en las reglas de juego. Pero de otro lado están cada vez más presentes las tensiones políticas en el continente, que también amenazan con resquebrajar los esfuerzos que se están haciendo en este sentido.
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