El centro de salud es del ingenio del arquitecto Antonio Sofán (quien dirigió la obra desde Estados Unidos). Sus fundadores abandonaron el desorden urbano y, después de 28 años de funcionar allá, se fueron a las afueras de la ciudad para tener el espacio suficiente para atender con comodidad a las 7.250 personas que reciben cada mes.
"Los colores aplicados en la proporción indicada son curativos porque transmiten frecuencias y la energía de las sensaciones. El rojo, por ejemplo, brinda compasión y eleva el ánimo. Se usa en la piel y las heridas que han estado infectadas", indica Jorge Ospina, médico tradicional y director de proyectos de la Clínica Montería.
Se dice que el azul atrae la tranquilidad, pues se asegura que tiene propiedades antisépticas y que equilibra la mente, porque ayuda a combatir el dolor y a bajar la presión sanguínea.
Todo el personal pasa por una capacitación en 'humanidad', que incluye clases de yoga y autorreconocimiento, para entender que solo cuando se tiene una vida propia en orden se puede ayudar a los demás en su proceso de sanación.
El primer reto fue cambiar el argumento de "para qué le explico si no me entiende" de los especialistas, por valorar la importancia de cambiar el lenguaje para enseñarles a los campesinos humildes cuál es su estado de salud.