Hasta el próximo 20 de julio, Juan Mario Laserna será senador de la República. Luego, si Marta Lucía Ramírez es elegida presidenta, podría ser su ministro de Hacienda, aunque él preferiría otras carteras como la de Defensa o la de Agricultura. Sin embargo, como afirma el perfil en su web “ha sido parte de la tecnocracia económica del país en los últimos 20 años”, lo que representa tener las credenciales necesarias para manejar las finanzas y las cuentas públicas del país.
Desde enero, está vinculado a la campaña conservadora y confía en que la propuesta política de Ramírez llegará a la segunda vuelta, “siendo la mejor opción para derrotar a Santos”.
Laserna explica los cinco pactos nacionales, en educación, empleo, justicia, seguridad y salud que delinean el programa de Marta Lucía Ramírez.
¿En qué consiste la propuesta económica de Marta Lucía Ramírez?
Lo que nos diferencia es que la candidata está pensando en una serie de políticas transversales que implican ajustes microsectoriales de la economía. Lo macro está bien, pero eso no quiere decir que los componentes individualmente estén bien. Lo de la industria ahora es un repunte transitorio, es un efecto rebote.
En el fondo, lo que se pretende es un pacto para el empleo de calidad, que requiere una política transversal que incluye trabajo con la industria para avanzar en cadenas productivas, revisar en qué se ha perdido competitividad; mirar cómo el Estado puede mejorar la financiación a través de Bancóldex.
Vamos a hacer una nueva política industrial que involucre las ciudades, analizando competitividad e innovación, mezclado con una política educativa que fomente la creación de empresas y reduzca trámites.
¿Es necesaria otra reforma tributaria?
La última reforma tuvo cosas buenas como la creación de empleo, pero se concentró y recargó el peso sobre la clase media y trabajadora, es decir, lo que se apretó fueron las rentas de trabajo.
Una nueva reforma debe mirar rentas de capital, no más 4 por mil, sino un nuevo impuesto al margen de intermediación, un impuesto sobre el neto.
También, ver cómo se reforman las regalías, porque las de los minerales preciosos son absurdamente bajas y hay que mejorar esa reglamentación para que sea sostenible a largo plazo y compatible con el medioambiente.
Además, buscar la manera de que los gastos del Estado no crezcan más. Estamos preocupados por tantas concesiones que da el Gobierno, y para que no se desborde el gasto se necesita legitimidad; llamar a los empresarios y ofrecerles un pacto nacional para combatir la corrupción, la evasión.
El gasto público sobre PIB, en Colombia, es de 12 por ciento y en América Latina, 17 por ciento.
Hay un espacio para crecer en algunos sectores, pero con una economía de mercado que progrese, que tenga incentivos y que sea motor del crecimiento.
¿Más acuerdos comerciales o renegociar los actuales?
Colombia no ha aprovechado los tratados. Parte de tener una política transversal de competitividad es, por ejemplo, involucrar al ICA en toda la protección fitosanitaria. Tenemos importaciones sin control fitosanitario. Para entrar a los mercados norteamericanos o a los asiáticos hay barreras paraarancelarias.
Se necesita una política industrial para que se puedan aprovechar. Lo que se le vendió al país hace 20 años y las inversiones que se han debido hacer no se han hecho, y eso es lo que Marta Lucía propone, el pacto por la infraestructura. Todo, dirigido a que sea algo transversal de generación de empleo y oportunidades.
El Sistema General de regalías ¿también sería replanteado?
Hay regiones que tienen problemas por temas de coordinación, y quien decide ahí son las regiones. Planeación Nacional no está controlando, y no se están usando los recursos para grandes proyectos regionales. Los Ocad no funcionan para favorecer al sector productivo. Se puede defender que hay una mejor distribución a lo largo y ancho del país, pero se sigue enterrando la plata en obras que no tienen impacto regional y para toda la comunidad.
En educación, ¿cuál es la propuesta de esta campaña?
Hay que repensar la educación, que son las herramientas del ciudadano para salir adelante. Lo que nos diferencia en un mundo competitivo. Hay que empezar desde la primera infancia a movernos como Estado. Tener los mejores maestros. Tener 2,5 millones de niños en ‘De cero a siempre’, formar maestros, evaluarlos; empezar a moverse hacia la jornada única, mejorar el currículum, trabajar en valores, aprender a pensar.
Enfatizar en trabajo técnico para mejorar la industria y la agricutulura. Para eso se necesita un politécnico para la innovación, mejorar el Sena, acercándolo a la industria y a los productores y promover la buena formación técnica.
Además, educación universitaria gratis para estrato 1 y 2, y llevar la Universidad Nacional al campo.
¿Cómo reducir la brecha rural?
Colombia está al filo de la oportunidad, porque el planeta demanda más alimentos y hay menos lugares donde producirlos, por temas como el calentamiento global y el crecimiento de centros urbanos. Colombia tiene una frontera agrícola que puede ser duplicada en los próximos 10 años, y hay que diseñar el modelo para lograr ese incremento bien hecho.
Hay que educar más campesinos para que sean empresarios del campo.
Hemos planteado hacer vías terciarias con los ingenieros militares, para destinar gasto y sacar adelante un gran plan de infraestructura y seguridad.
Hay que reconstruir la institucionalidad agropecuaria, crear bienes públicos, bajar costos de insumos. Ser más competitivos en mercadeo.
La paz ¿sí le aportaría dos puntos al PIB?
Sí, si es duradera, creíble y eficaz. No se puede reducir el gasto militar empezando el posconflicto, porque puede haber problemas de seguridad en el campo, o seguridad urbana. Hay que redireccionar ciertos gastos y hacer presencia con desarrollo.
¿CÓMO CONTROLAR LA VOLATILIDAD DE LA TASA?
“Ese problema amerita una gran intervención del Banco de la República. Hay problema de ‘stock’ y un problema de flujo. Stock, pues se cree que hasta 9.000 millones de dólares van a llegar, de los cuales, ya han entrado 3.000. Eso lo tiene que neutralizar el Banco. También, representa una oportunidad para endeudarse más barato. Hay que crear un vehículo, fuera del balance, tal como se financió el salvamento bancario, porque era una inversión que no entró en el déficit fiscal”.
¿La regla fiscal requiere ajustes?
La diferencia entre la contabilidad pública y la privada es que cualquier inversión pública va a déficit, mientras que la inversión privada va a patrimonio. Entonces, la regla fiscal hay que tecnificarla y mejorarla y ajustarla por la inversión bruta de capital fijo, que termina siendo un activo, no más déficit. Tener cifras de déficit buenas, pero no haber hecho nada de infraestructura es terrible. La regla fiscal necesita ajustes técnicos. Es estricta porque si no, todo se justificaba como formación de capital y no déficit. Si se genera una concesión que tiene peaje y es un activo, después se puede vender y cubre déficit. En contabilidad privada eso no cubre déficit.
¿CÓMO VAN A FINANCIAR LAS VÍAS DE 4G?
Financiar los 5.000 millones de dólares para las vías de cuarta generación, de una manera que no sea déficit sino que sea a través de alianzas público privadas es más viable y más rápido. Vender Isagen, cuando nosotros tenemos una política eléctrica, que tiene problemas en distribución en toda la cadena, no se explica. Vender la generadora con una valoración muy alta, es soltar algo fuerte de nuestra política energética. Las vías 4G se pueden financiar en el mercado internacional, sin generar déficit fiscal porque es una inversión en la generación de un activo. Lo que hace más eficiente ese proceso es una participación con garantía del Estado, es decir, acciones, que no son déficit, sino capitalización.
‘HAY QUE TRABAJAR EN EFICIENCIAS DE COSTOS PARA QUE LA INDUSTRIA SEA COMPETITIVA Y CREZCA’
“Colombia se ha venido desindustrializando hace décadas. El Consenso de Washington decía que la mejor política industrial era no tener una política industrial, pero eso se está revaluando. Hace cuatro meses una portada de ‘The Economist’, se llamaba la nueva política industrial y lo que planteaba era cómo Estados Unidos impone barreras paraarancelarias, para que no se puedan vender productos agrícolas externos.
Una política industrial tiene que ver con cadenas de valor.
El Gobierno en sus instituciones claves debe facilitar la exportación y la venta de productos, y ver cómo se hace para no tener el kilovatio eléctrico más caro de América Latina, que es lo que más le preocupa a los industriales del país.
Hay que hacer trabajos micro, es decir, revisar qué necesita el sector eléctrico para ser más eficiente y más barato para la industria, mirar en transporte qué problemas hay, lo mismo en puertos, etc.
Para ayudarle a la industria hay que estructurar esas cadenas y comenzar a hacer una política en la que las alianzas público privadas trabajen más estrechamente.
¿Por qué el país debe elegir a Marta Lucía Ramírez?
Porque propone una economía enfocada al empleo, al trabajo, a la gente que ha perdido el empleo en la industria y en el campo.
Ella tiene una sensibilidad sectorial y de lo privado que toca lo micro.
Eso es muy importante, porque es obsesionada por los detalles y por solucionar los cuellos de botella.
Tiene una visión clara de para dónde debe ir la competitividad del país, cómo producir de una manera moderna, que Colombia avance hacia el desarrollo, que genere más riqueza y que la sociedad prospere más.
¿Cómo califica el desenlace de esta campaña?
A estas alturas la gente tiene que darse cuenta de que la única alternativa viable para derrotar a Juan Manuel Santos en segunda vuelta es Marta Lucía, porque cualquiera de los otros pierde en segunda vuelta. Es una alternativa de cambio, con experiencia, que ha hecho una campaña a pulso y cuesta arriba.
¿Qué tanto los han afectado las encuestas?
La última nos daba el 15 por ciento, en el tercer lugar. Tenemos la idea de que en este momento hay una migración muy grande de ciertos sectores hacia Marta Lucía. Nos quisieron polarizar entre Óscar Iván o Santos, y lo que ha hecho este semicolapso de la campaña de Zuluaga es que mucha gente sienta que Marta Lucía Ramírez es la verdadera alternativa.
EXPERIENCIA
“Desde Crédito Público financié a Colombia en la época más dura, de 1999 al 2002, y pasé el endeudamiento a 20 puntos del PIB, 120 billones de pesos. Osea, en tres años conseguí más del doble de los 47 billones de pesos que se necesitan para las vías, en una época que estábamos reventados. Hoy en día, esa plata se consigue y se estructura más barato sin meterse en complicaciones; hay que ser más eficientes en ese financiamiento”.
Jaime Viana Rojas
jaivia@eltiempo.com