En días pasados dos ex ministros de Hacienda -Guillermo Perry y Juan Camilo Restrepo- han coincidido en sus apreciaciones sobre el manejo inadecuado de las finanzas públicas en el gobierno del presidente Uribe. Estamos de acuerdo con esa crítica, cuya justificación se evidencia fácilmente viendo los resultados de los últimos tres años -y los proyectados para el año venidero- en materia de déficit fiscal del Gobierno Central y del sector público consolidado. Sorprende que el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se niegue a aceptar la mala realidad que las cifras clara y contundentemente presentan.Perry se quejó con razón de la ausencia de una reforma tributaria estructural en Colombia (tema sobre el cual llevamos largo tiempo insistiendo). Además criticó el desaprovechamiento de los mejores tiempos de la economía, para hacer el ajuste fiscal. Por su parte, Restrepo demostró una vez más que el Gobierno Central está gastando a manos llenas, causando un enorme déficit (cercano al 6 por ciento del PIB), y que si no fuera por el buen desempeño fiscal de las regiones y de entidades como Ecopetrol, el déficit consolidado sería muy grave.El hecho concreto, innegable, es que año tras año las finanzas públicas continúan registrando saldos en rojo. Y que esos faltantes se financian con deuda -externa e interna, que alimenta el ya muy alto -riesgoso- nivel del endeudamiento público nacional. El problema de las finanzas oficiales de Colombia es serio, sigue siendo tan preocupante como hace tres años, este Gobierno también se raja en conducta fiscal. Es una espada de Damocles que pende sobre el futuro buen desempeño de la economía. Ahora que se inicia el debate electoral habrá que analizar con detenimiento qué proponen los candidatos -incluido el presidente Uribe- para sanear las cuentas estatales.-Un granito de arenaIrma tenía diez años cuando una mina le arrancó de cuajo una pierna, parte de la otra y los genitales. Sólo ahora, al cumplir los quince, tras una recuperación dolorosa y lenta, pudo retomar los estudios. La Gobernación de Antioquia calcula que con lo gastado en las primeras semanas de tratamiento, podrían haber construido una escuela en Zaragoza, el pueblo de la pequeña.Irma necesitará cambiar de prótesis hasta que deje de crecer, y luego cada vez que se le dañe o deteriore por el uso. Y la niña, como le ocurre a las víctimas de las minas antipersona, pertenece a una familia sin recursos económicos.Si Colombia quisiera que los mutilados por esa ciega y criminal arma de guerra tuvieran una prótesis en buenas condiciones, necesitaría ya mismo 25.000 millones de pesos y la cuenta sigue subiendo. Hasta el año pasado las estadísticas indicaban que, en promedio, cada día dos colombianos pisaban una mina. Este año son casi tres diarios. Cada uno le cuesta al erario 189 millones de pesos o le debería costar esa cifra si le dieran el ciclo completo de tratamiento médico, rehabilitación y reentrenamiento laboral, en caso de adultos. Hasta septiembre del 2005, llevábamos 752 víctimas. Si sumamos veremos que se trata de un problema de proporciones preocupantes, no sólo por las vidas que destroza. Este jueves, el Observatorio de Minas de la Vicepresidencia organiza, con la Embajada de Francia, una cena en el Country Club con dos grandes chefs y muchas sorpresas. El objetivo es recaudar fondos para construir un centro de rehabilitación en Bucaramanga, que cuenta con el respaldo de Unicef. Cada invitación cuesta 250.000 pesos. (Informes en el teléfono 3120022).Es improbable que un empresario o un directivo pisen una mina. Como es impensable que ignoren la oportunidad de aportar un granito de arena a una causa que es de todos, no sólo de Irma.
Finanzas
31 oct 2005 - 5:00 a. m.
Mal manejo de las finanzas públicas
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