Por eso, el Gobierno está ahora endureciendo las condiciones para la industria de las tarjetas de crédito.
Un caso es el del jubilado Yuan Yizhong de Pekín buscó una tijera y cortó las siete tarjetas de crédito de su hijo, en un ataque de furia cuando descubrió que el joven de 29 años había acumulado enormes deudas que no podría pagar.
Yuan usó entonces buena parte de los ahorros de toda su vida para responder por la cuenta de las tarjetas de crédito de su hijo, que ascendía a 200.000 yuanes (29.280 dólares), logrando cancelar cerca de la mitad de la deuda.
"Mi hijo se quedará con mi casa cuando muera, pero temo que no sea suficiente", dijo Yuan con tristeza.
Historias como la de Yuan han forzado al Gobierno y a los bancos de China a limitar la política en materia de tarjetas de crédito que se expandió demasiado rápido en un país con poca historia o experiencia en deudas personales.
Las tarjetas de crédito adquirieron popularidad entre los chinos cuando la clase media se expandió y los estándares de vida mejoraron, y cuando el Gobierno trató de alentar el uso de tales instrumentos para estimular el consumo doméstico.
Los papás ponen la cara
La preocupación por el uso de plásticos entre los jóvenes está en un fenómeno cultural y es que la mayoría de padres de familia chinos cree que es su obligación pagar las deudas de sus hijos si estos no pueden hacerlo.
Cerca del 11 por ciento de los padres chinos pagaron las deudas de las tarjetas de crédito de sus hijos de entre 22 y 27 años, un grupo que se ha acostumbrado a la buena vida pero que no puede pagarla, según un estudio del periódico Pekín Youth Daily.
No obstante, el dinero en efectivo sigue siendo dominante en China y a eso se suma el hecho de que la tasa de ahorros del gigante asiático es una de las más altas del mundo con 39,7 por ciento del ingreso familiar disponible. Las tarjetas de crédito podrían ayudar a la gente a sentirse cómoda al gastar más, ayudando a Pekín en sus esfuerzos por incrementar el consumo doméstico para estabilizar la economía.
El número de tarjetas de crédito emitidas en China casi se ha triplicado a 142 millones en el 2008 respecto al 2006, con un volumen total de transacciones que llegó a los 3,5 billones de yuanes.
Restricciones para los jóvenes
Los bancos chinos han comenzado a tomar medidas para frenar la explosión de tarjetas de crédito entre los jóvenes. Algunos optaron por solo entregarlas a estudiantes graduados o a alumnos de universidades reconocidas, ya que es más probable que ellos obtengan mejores empleos después de terminar la carrera.
El problema se originó en el hecho de que los bancos chinos buscaron expandir rápido su negocio de tarjetas y para ello, a veces recurrieron a prácticas poco éticas, dándole un plástico a cualquiera que tuviera un documento de identidad y llenara un formulario.
"Los estudiantes universitarios son un grupo de mayor riesgo que el promedio, con una tasa de préstamos incobrables del 4 por ciento. La mayoría de ellos no ganan dinero, lo que incrementa la posibilidad de una deuda incobrable", explicó Guo Tianyong, un profesor de la Universidad Central de Finanzas y Economía con sede en Pekín.
Sin embargo, los recientes esfuerzos por limitar el uso de las tarjetas han llegado demasiado tarde para familias a las que los agentes de cobranzas amenazan con enviar a su hijo a la cárcel si no pagan esa deuda.
MICHAEL WEI Y KIRBY CHIEN
PEKÍN (Reuters)