En un mundo ideal, el mercado de capitales debe ser el escenario en el cual las empresas de todos los tamaños pueden complementar sus necesidades de financiamiento para sus planes de expansión o para perfilar mejor sus deudas. Pero además, los recursos deben provenir no solo de los grandes inversionistas institucionales (locales y extranjeros), sino de cualquier tipo de persona que busca alternativas formales para ahorrar e invertir con un balance adecuado entre riesgo y rentabilidad.
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La tarea para Colombia es larga, pero alcanzable. Desde el punto de vista de la oferta, los grandes emisores que hoy existen son muestra de lo que se puede hacer en el mercado con emisiones de acciones o bonos. Sin embargo, hay un gran listado de compañías grandes que aún no han considerado su presencia en bolsa, y que a muchos expertos les gustaría ver, como grandes compañías de capital estatal o privadas de sectores diferentes al financiero.
Pero el ideal sería que el mercado también contara con mayor presencia de compañías pequeñas y medianas para que puedan tener otra opción de financiamiento más allá de la banca tradicional. Aunque desde hace tiempo se han dado algunas puntadas, como la creación del segundo mercado para ellas, recientemente se han acelerado los planes para atraerlas.
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Esto pasa por una reducción en los costos en los que deben incurrir para inscribirse en el Registro Nacional de Valores y Emisores y de los procesos de colocación que hagan, pero además, la Bolsa de Colombia está desarrollando una plataforma para desarrollar la actividad de crowdfunding (financiamiento colaborativo).
En la práctica, esto busca conectar a las pymes y sus proyectos que necesitan fondeo con inversionistas que tienen recursos para prestar. La idea es que en la plataforma se encuentre la información sobre las iniciativas, plazos, condiciones, y demás datos para que cada inversionista pueda tener herramientas para tomar la decisión de invertir.
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Y es que en la medida en que haya más alternativas en el mercado, se logrará atraer a más personas, incluso a aquellos que no cuentan con grandes capitales para invertir. Uno de los vehículos llamados a ayudar en esta tarea son los Fondos de Inversión Colectiva. Sin embargo, la idea es que a futuro las entidades que gestionan este producto ofrezcan más opciones de las que tienen hoy, que están muy concentradas en el mercado monetario. De hecho, ya las autoridades les han hecho llamados para que sean más creativos y diversifiquen su oferta, no solo para atraer a más consumidores financieros, sino para competir con nuevos jugadores como las fintech.
ASESORÍA DE CALIDAD, EL EJE FUNDAMENTAL
La educación financiera y el acompañamiento son una tarea clave para que más personas puedan entender y aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado de capitales. Y aunque se han dado desarrollos como roboadvisors y chatbots, la realidad es que no van a desplazar a los asesores de carne y hueso, sino a complementar su tarea, coinciden expertos.
“En muchas instancias, es el componente humano el que logra la verdadera asesoría financiera, al unir no solo los temas de inversiones y temas financieros puros, sino que también tiene en cuenta los temas adicionales como los legales, sicológicos, por citar solo algunos”, afirma Manuel García, vicepresidente de Wealth Management en Old Mutual Colombia.
El experto considera que hay temas emocionales que inciden en las inversiones y que un asesor puede ayudar a gestionar. Además “muchos inversionistas no han descubierto sus necesidades, ni sus metas financieras, y es el factor humano el que puede explorarlas de mejor manera: la tecnología entra a realizar los ajustes en inversiones, pero para poder tener un portafolio de inversión que responda a las verdaderas necesidades de un inversionista, hay que conocerlas y ahí es donde entra el factor humano”.
Bancolombia ha hecho varios desarrollos, entre ellos Tabot, un asistente digital soportado en inteligencia artificial y servicios en la nube. Gabriel Di Lelle, vicepresidente de Innovación, señala que el objetivo es ayudar a mejorar la experiencia del usuario y simplificar la relación con la entidad financiera. “Ahora, el rol es apoyar la labor de las personas, descargando en la máquina las actividades repetitivas y de poco valor, para dejarle a los seres humanos la responsabilidad sobre las actividades más complejas. De hecho, gracias a los chatbots, estamos liberando capacidad de las personas, para que puedan dedicar sus esfuerzos a las situaciones de mayor generación de valor”, puntualiza el directivo.
El presidente de la AFP Protección, Juan David Correa, añade que “nuestra responsabilidad es garantizar que el entrenamiento y los resultados en la asesoría sean los adecuados y se mantengan en línea, no solo con los lineamientos regulatorios, sino con los principios y las expectativas de nuestros clientes a lo largo de la vida”.
El superintendente Financiero, Jorge Castaño, dice que la aplicación de estas tecnologías tiene una contraparte regulatoria (seguridad de la información y la protección de datos), y otra ética, por la responsabilidad en la toma de decisiones financieras, aunque resaltó que en Colombia ya hay reglas de juego claras en estos temas.