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Finanzas

31 jul 2010 - 5:00 a. m.

Milagro laboral alemán pasa la cuenta de cobro

Bloomberg. La política del ‘trabajo reducido’ en Alemania mostró al mundo cómo sobrevivir a una recesión sin perder empleos. Ahora llegó el momento de pagar el costo.

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El modelo económico orientado al bienestar social, que el Fondo Monetario Internacional dice está ayudando a preservar la rigidez del mercado de trabajo, protegió al país de lo peor de la crisis financiera. El costo es que, con la recuperación de la economía, la contratación de personal no mejorará en comparación con países como Estados Unidos o el Reino Unido, planteando un riesgo para el crecimiento en una nación que necesita impulsar el gasto de los hogares. “El Gobierno ha hecho una gran labor en mantener a raya el desempleo durante la recesión, no hay duda de que sus políticas han sido sumamente exitosas”, dijo Klaus Baader, co-economista europeo jefe de Société Générale SA en Londres. “El problema es que el mercado de trabajo, y por extensión el gasto de los consumidores, no recibirá el impulso necesario durante la recuperación económica”. Mientras la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial hizo subir el desempleo en Estados Unidos a 10,1 por ciento, el nivel más alto en 27 años, en Alemania la tasa comparable cayó a 7 por ciento, el nivel más bajo en 17 años. En vez de despedir trabajadores cuando la economía se contrajo un 5 por ciento el año pasado, las empresas, desde Siemens AG hasta Volkswagen, fueron subsidiadas por el Gobierno alemán para mantenerlas con horarios de trabajo reducidos, salvando así casi medio millón de empleos. Angela Merkel, canciller alemana, definió la semana pasada los logros en el mercado de trabajo como un “pequeño milagro”. En el llamado plan de trabajo reducido, o Kurzarbeit en alemán, las empresas pueden pasar a los empleados a semanas laborales más cortas para bajar los costos durante las épocas de demanda floja. Estas pagan solamente las horas trabajadas y el Estado aporta hasta el 67 por ciento del salario restante. El programa mantuvo a 1,5 millón de empleados en casi 63.000 empresas y salvó hasta 478.251 empleos el año pasado, según la Agencia Federal del Trabajo. En marzo de este año, el último mes con datos disponibles, unas 693.000 personas trabajaron menos horas. El Gobierno extendió el pago de los beneficios del trabajo reducido a un máximo de dos años en mayo de 2009. Antes de la crisis, se limitaba a seis meses. La idea data de 1910, cuando el Gobierno indemnizó a los trabajadores que fueron pasados a horarios más cortos en la industria de fertilizantes durante una caída de las ganancias. En 1924, cuando el desempleo trepó a 11 por ciento, el Gobierno introdujo en todo el país políticas de trabajo reducido similares a las utilizadas en la actualidad. Una cuarta parte de la fuerza de trabajo se inscribió en ese momento en el programa. HORAS DE TRABAJO Otro instrumento que desempeñó un papel clave para frenar el desempleo es la llamada cuenta de horarios de trabajo utilizada por casi la mitad de las empresas germanas. Esto les permite reducir las semanas de trabajo de los empleados durante las recesiones. Las horas ahorradas se acumulan en una cuenta y luego pueden ser usadas durante los periodos de prosperidad sin ajustar los salarios. “Las empresas han reemplazado las horas de trabajo acordadas rígidamente por esquemas de trabajo flexibles que les permiten respirar con la economía”, dijo Joerg Kraemer, economista principal de Commerzbank AG. En Trumpf GmbH & Co. KG, un fabricante de herramientas y láseres, cada empleado trabaja hasta 250 horas más de lo convenido contractualmente cuando la actividad crece y hasta 250 horas menos cuando la demanda baja. Cuando las órdenes se desplomaron en noviembre de 2008, el fabricante agotó su colchón de 500 horas antes de pasar a 3.200 de sus 4.500 trabajadores en Alemania al programa estatal de trabajo reducido. “Nuestra prioridad era mantener nuestra fuerza de trabajo y preservar el conocimiento y la experiencia para la próxima fase ascendente”, dijo Gerhard Ruebling, vicepresidente ejecutivo de Trumpf. La desventaja es que las empresas no tendrán necesidad de contratar por algún tiempo. El director de la agencia del trabajo Frank-Juergen Weise dijo que las firmas redujeron los horarios de trabajo un promedio del 30 por ciento; capacidad que ahora pueden utilizar antes de tener que volver a contratar. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico predice que Alemania experimentará una “recuperación sin empleo” y que su tasa de desempleo aumentará a 8 por ciento el año próximo en tanto la de Estados Unidos bajará a 8,9 por ciento. - Un crecimiento que no generará empleos “El Producto Interno Bruto (PIB) en Alemania puede crecer más del 7 por ciento sin ningún aumento en el empleo, si las horas trabajadas por empleado y la productividad por hora vuelven a alcanzar sus niveles previos a la crisis”, dijeron economistas de la Ocde. “Se supone que alcanzar un crecimiento del PIB de esa magnitud llevará varios años, y por eso es poco probable que la caída constante de la tasa de desempleo durante los últimos meses continúe hasta el segundo semestre de 2010”. Ese es el reto para Alemania, cuyo talón de Aquiles económico es desde hace tiempo la reticencia de sus consumidores a gastar. Incluso en momentos en que las exportaciones están en auge, el Bundesbank pronostica que el PIB aumentará 1,9 por ciento este año y 1,4 por ciento el próximo. “El horario reducido ciertamente ayuda a soportar una pérdida temporal de trabajo en tiempos de crisis”, dijo Andreas Rees, economista jefe para Alemania de UniCredit MIB. “Pero no es una panacea contra los problemas estructurales”. El director de la agencia del trabajo Frank-Juergen Weise dijo que la política del trabajo reducido parece haber “dado resultado” en términos económicos generales. La agencia gastó 4.600 millones de euros en el programa el año pasado, o sea 13.675 euros por cada empleo de horario completo preservado. La cantidad es comparable con el dinero que el Estado ahorra por los beneficios de desempleo. HELGON

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