El fenómeno empieza en las entrañas populares. Podría contarles de la laminita de Obama que vi en un taxi bogotano al lado de la del Divino Niño, pero no faltaría quien dijera que se trata un caso aislado. También podría profundizar en episodios como el de la Lotería del Meta, que disparó sus ventas cuando puso la cara de Obama en sus billetes, pero alguno diría que es nuestro provincianismo de siempre. Entonces podría recordar a las más de 250.000 personas que lo aplaudieron en una manifestación en Berlín hace unos meses, pero alguien diría que en Alemania también hay incautos. Pues parece que no sólo los hay en Alemania y en Colombia. En uno de sus arranques tropicales, Hugo Chávez ha dicho que el fenómeno de cambio que empezó en América del Sur ya ha llegado a América del Norte. Por su parte, Evo Morales desafía las leyes de la proporcionalidad y afirma que así como un indígena fue elegido presidente de Bolivia, ahora un negro ha sido elegido presidente de Estados Unidos. Para no extendernos vamos directamente a Daniel Ortega, cuya inefable capacidad de síntesis lo ha llevado a decir que la elección de Obama es un milagro. (A propósito de milagros, el Papa ha optado por un tono de tarjeta navideña, al decir que confía en que Obama pueda construir un mundo de paz, solidaridad y justicia. Si a alguien le parece que el Papa ha sido muy parco, pido comprensión y recuerdo que por estos días debe estar ocupado con los preparativos de la fiesta que está organizando su hermano y consejero espiritual Georg Ratzinger, quien oficia como capellán de la iglesia de Regensburgo en Baviera, que con un suntuoso coro de 90 voces y 37 músicos está presupuestada en 100.000 euros. Con semejantes necesidades eclesiásticas, uno empieza a entender al cardenal Rubiano cuando le dijo a Yamid Amat, hace unos días, que los ricos van a tener un purgatorio más largo porque no le pagan suficiente a la Iglesia por la celebración de sus matrimonios). ¿De modo que Obama es milagroso? Como diría Larry David, moderen su entusiasmo porque el panorama que le espera es tan complicado como la vulgar vida terrena. Mientras unos ven ríos de leche y miel, otros son más pragmáticos. Ese es el caso del presidente ruso Dimitry Medvedev, quien anteayer recibió la elección de Obama prometiendo ubicar misiles de corto alcance en la frontera occidental de Rusia si Estados Unidos sigue adelante con su estrategia de defensa en Europa Oriental. También es el caso de los talibanes, que ya le exigieron a Obama que saque las tropas estadounidenses de Afganistán. Eso para no hablar de los dilemas de la guerra de Irak, las aspiraciones nucleares de Irán o la inestabilidad de ese refugio de Al Qaeda en que se ha convertido Pakistán. Si a eso agregamos el reto de sacar a Estados Unidos de su mayor crisis económica desde la Gran Depresión, la conclusión sólo puede ser una: es probable que Obama sea mejor que Bush, pero de ahí a que haga milagros... '' Es probable que Obama sea mejor que George W. Bush, pero de ahí a que haga milagros....WILABR
Finanzas
07 nov 2008 - 5:00 a. m.
El milagroso
La imagen de Barak Obama se parece cada vez más a la de San Martín de Porres. Y no lo digo porque el nuevo presidente de Estados Unidos haya perdido su porte atlético y jovial, enfundado en los vestidos mejor cortados que ha visto CNN en mucho tiempo. Lo digo por la reacción que ha generado en millones de personas alrededor del mundo, que de manera inverosímil creen que Obama será la cura para todos los males.
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