El anuncio de Barack Obama durante su discurso sobre el Estado de la Unión el miércoles de "fortalecer" los lazos comerciales con Colombia dejó a muchos esperanzados sobre las posibilidades que tiene el TLC con el país, aún pendiente de ratificación en el Congreso estadounidense.
Según Obama, es con comercio que piensa crear hasta 2 millones de nuevos empleos, cuando el desempleo ya llega al 10 por ciento. Con todo y lo positivo de su anuncio, el entorno político en Washington para este año luce bastante complicado.
Para comenzar, Obama ya había prometido empujar el tratado el año pasado en la Cumbre de las América en Trinidad y Tobago. Pero los congresistas de su propio partido le contestaron con un proyecto de ley firmado, hasta ahora por 135 demócratas, que pretende renegociar todos los tratados existentes antes que se pueda siquiera avanzar en nuevos.
En otras palabras, una cosa es lo que dice y quiere Obama, y otra lo que puede lograr y en lo que invierte su reducido capital político. Llamó la atención, también, el orden en que Obama mencionó los tratados. Primero Corea, luego Panamá y de último Colombia, cuando el orden en que fueron firmados, y deberían ser considerados, es el opuesto.
Si bien la frase de Obama deja abierta la ventana, el panorama no es el mejor. De hecho, el propio embajador de E.U. en Colombia, William Brownfield dijo que si se tratará de una apuesta no se la jugaría por un voto por el TLC durante el año en curso.
Y lo mismo sentenció un grupo de legisladores encabezados por el demócrata Elliot Engel, que visitó recientemente Colombia. Para estos, si bien Colombia ha hecho lo suficiente y merece el TLC, en el Congreso no hay ambiente para la aprobación de un tratado en estos momentos.
Estas son las razones para tan negro pronóstico:
El año electoral
En Estados Unidos nunca han aprobado un TLC con elecciones en el horizonte. Especialmente cuando los demócratas están en el poder. La base del partido, compuesta por sindicatos y liberales, es profundamente "anti tratados comerciales" y tanto el gobierno como los líderes en el Congreso siempre temen un castigo de los votantes en las urnas.
A Obama le han dejado claro que estarían dispuestos a bloquear su agenda si se la llega a jugar por un tratado. Como máximo, predicen que una vez se den las elecciones (en noviembre), podrían aprobar el TLC con Panamá, más pequeño y menos polémico.
El presidente, a su vez está corto de capital político. Su popularidad cayó por debajo del 50 por ciento y lo poco que le queda lo invertirá tratando de sacar la reforma a la salud.
Campanazo de alerta
La reciente derrota de los demócratas en Massachussets, un estado liberal que habían controlado por casi 40 años, provocó un maremoto al interior del partido y los puso a la defensiva pues se hizo real la perspectiva del perder su dominio del Congreso.Y a eso se han sumado otras derrotas (Nueva Jersey y Virginia) y el anuncio de congresistas del partido, que se consideraban fijos, pero que ahora han dicho no buscarán la reelección, lo que deja a los demócratas aún más expuestos de cara a los comicios.
Según una reciente encuesta del Centro PEW, en Washington, solo el 43 por ciento de los estadounidenses cree que el comercio es bueno para la economía. Con una tasa de desempleo que ya ronda el 10 por ciento y sigue creciendo, un tratado comercial sería suicida en términos políticos.
Colombia importante pero no tanto
Para Estados Unidos, Colombia sigue siendo un aliado importante. Pero esa importancia palidece ante las prioridades de la agenda doméstica. De allí que seguirán resaltando, como prueba de la fuerte alianza, lo que ya hay: la ayuda para el Plan Colombia, las ventajas arancelarias de Atpdea y hasta el acuerdo militar que acaban de firmar.Y con el ojo puesto en el 2011, año no electoral y que podría ofrecer un mejor panorama. Especialmente si los republicanos, que son pro comercio, recuperan el control de alguna de las dos Cámaras o reducen su desventaja.