"Hace parte de nuestro ADN, pues la mejor manera y ruta de quedarnos con la fidelidad y la aceptación de nuestros clientes", dice el ejecutivo.
Además, explica que los controles y normas de calidad están explícitos desde el diseño del producto, en el producto en sí, y en la logística de entrega y suministro en cada una de las redes de distribución que tiene la empresa en todo el país.
"Con la calidad garantizamos que cuando un colombiano entra en la tienda de su barrio, o escoge un producto Alpina en un supermercado, tiene seguridad y confianza en la marca", apunta Jaramillo.
Para este fin, la empresa tiene estructurado anualmente un plan de inversiones en sus laboratorios de control de calidad, ubicados en el municipio de Sopó (Cundinamarca), en los que sólo durante el año pasado registró inversiones por 1.700 millones de pesos.
Este plan 2007-2009 contempla ampliaciones, ensanches y nuevas plantas, por el orden de los cien mil millones de pesos.
El Departamento de Calidad trabaja con 200 personas, la mayoría de ellas ingenieros encargados de controles y pautas de seguimiento en cada proceso. Esta empresa tuvo ventas en el 2007 por 960 mil millones de pesos, un 25 por ciento más que en el 2006.
Pero además, existe desde hace una década una línea de atención al cliente, en la que se reciben reclamos y se dan respuestas a cada queja hasta la satisfacción del cliente.
"Se reciben entre 200 y 300 reclamos, que representan un mínimo porcentaje de los 100 millones de unidades vendidas en el mismo periodo", dice el ejecutivo.
En síntesis, mediante rigurosos procesos de calidad y seguimiento, se estructura una filosofía que garantiza que si algún producto no se ajusta, no sale al mercado.
Alpina tiene certificados ISO 9001 y 14001 que garantizan que desde que un producto sale del hato ganadero o lechero hasta que se exhibe en una vitrina, cumple saludablemente con todos los controles.