La decisión de la multinacional alemana Siemens de hacer pagar cinco millones de euros a su emblemático ex presidente Heinrich Von Pierer y dos millones de euros a su sucesor Klaus Keinfeld, sienta un precedente de cambio en la tradicional costumbre de empresas europeas de pagar sobornos para ganar contratos.
En enero de 2007 dicha empresa fue multada por la Comunidad Europea con 400 millones de euros por manipulación de precios, fue acusada de violar el embargo a Irak y su filial médica en Estados Unidos fue investigada por obstrucción a la justicia en la Corte.
Pero la situación se hizo insostenible cuando se demostró que Siemens pagó 1,3 millones de euros en sobornos para obtener contratos, entre otros el manejo de las telecomunicaciones de los Juegos Olímpicos de 2004.
La empresa arregló su situación pagando millonarias multas a las autoridades alemanas y estadounidenses; y ahora replica contra sus antiguos ejecutivos, responsables de esas conductas.
El caso se Siemens es representativo por tratarse de una empresa que produce desde trenes hasta turbinas de gas, equipos de telecomunicaciones y escáneres para hospitales; pero no es único: Chung Mong Koo presidente de Hyundai en Corea fue condenado en 2007 a tres años de cárcel por haber pagado sobornos a políticos, funcionarios y banqueros; en tanto que el Presidente de la petrolera francesa Total fue detenido por corrupción en los negocios de esa empresa en Camerún e Irán en los años 90, pues se descubrieron en Suiza fondos que pudieron haber sido pagados por la empresa para controlar una parte del negocio del gas en Irán.
Cuando el entonces secretario General de la ONU, Kofi Annan lanzó el programa Global Compact que invitaba a las empresas multinacionales a adoptar voluntariamente estándares de protección al medio ambiente y no utilización de trabajo infantil ni forzoso; las organizaciones de la sociedad civil expresaron su extrañeza porque no incluía el tema de la transparencia en la contratación pública.
Son conocidas las denuncias contra el ministro Roland Dumas y contra el hijo del presidente Mitterrand en Francia, y las condenas contra los ex presidentes costarricenses Miguel Ángel Calderón y Miguel Rodríguez, que le costara a este último el cargo de Secretario General de la OEA. Por ello se adicionó al Global Compact el compromiso de no promover el pago de sobornos en la contratación pública, pues resulta evidente que si los funcionarios públicos reciben dinero en la contratación, es porque las empresas han pagado. "...el que peca por la paga o el que paga por pecar...".
Hasta ahora sólo unos pocos funcionarios habían sido sancionados por recibir sobornos, pero quedaban en la impunidad las empresas que habían hecho esos mismos pagos, pues en algunos países los sobornos eran descontables de los impuestos.
El caso de Siemens es por ahora aislado frente a la extensión que ha adquirido el fenómeno de la corrupción, pero dada la relevancia de dicha empresa en el escenario mundial, no cabe duda que operará como una advertencia que otras empresas y funcionarios amigos de esas prácticas no podrán obviar.
Y el levantamiento al secreto bancario impuesto por el G-20 a los paraísos fiscales nos puede revelar sorprendentes noticias...
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