La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) construyó un Índice de Competitividad (IC), con el fin de complementar los diagnósticos recientes del Consejo Privado de Competitividad y del Foro Económico Mundial.
En dicho IC se incluyeron frentes clave en materia de productividad-competitividad empresarial, de los cuales se destacan: aspectos cambiarios, incorporados mediante la tasa de cambio real (ITCR) referente a los 22 principales socios comerciales, sobrecostos en insumos empresariales, destacándose los laborales, de energía y de transporte, capital humano-educación, la carga tributaria empresarial y algunos aspectos institucionales de “facilidad de hacer negocios”.
Anif centró su análisis en este frente cambiario del IC.
Ello cobra particular importancia en la coyuntura actual de devaluaciones promedio de 18 % durante 2014-2015, mostrando claramente que la revaluación no era el principal problema del agro y la industria.
La entidad había venido expresando su preocupación por el desalineamiento cambiario producido por la prolongada Enfermedad Holandesa durante el período 2005-2012, dados los excesos de liquidez mundial y los influjos de IED dirigida al sector minero-energético.
En efecto, durante dicho período el ITCR registró apreciaciones acumuladas cercanas al 20 %, completando desviaciones entre 15 % y 20 % respecto de sus niveles de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA).
Más recientemente, dicha tendencia se ha reversado producto del mencionado fin del auge minero-energético (tanto en volúmenes como en precios) y de las perspectivas de la normalización monetaria de la Reserva Federal en Estados Unidos.
Ello ha implicado pasar de apreciaciones (nominales) de 3 % durante 2010-2012 hacia devaluaciones de 7 % en 2014 y probablemente de 30 % en 2015.
En términos reales, el ITCR ha mostrado correcciones cercanas a 15 % desde sus mínimos de 2012, corrigiendo la mayoría de sus desviaciones respecto de sus niveles PPA.
Así, el ITCR recibió una calificación de “bueno” (3) durante 2000-2005, donde la TRM todavía mostraba niveles competitivos producto de la ‘resaca’ de la crisis de fin de siglo.
Todo esto al tiempo que el Banco de la República se ‘estrenaba’ en el esquema de Inflación Objetivo (siendo la flotación cambiaria uno de sus pilares fundamentales).
Posteriormente, dicho indicador se empeoró hacia “malo” (1) en 2010, producto de la Enfermedad Holandesa.
Finalmente, dicho indicador ha retornado a “bueno” (3) durante 2014-2015, consistente con la corrección cambiaria.
En síntesis, Anif sugiere que las firmas colombianas han venido padeciendo un “rosario” de problemas de competitividad (el llamado “Costo Colombia”), donde la reciente corrección cambiaria tan solo ha logrado corregir uno de múltiples lastres.
Todo esto subraya la necesidad de acelerar el paso en las reformas estructurales en los frentes mencionados de transporte, laborales, de educación y tributarios, si el país quiere lograr mayor competitividad y así aprovechar los TLCs que ya cobijan el 70 % de las exportaciones.