En el último año, la producción petrolera en los campos existentes inició un periodo de profunda desaceleración que solo se podrá contrarrestar con nuevos descubrimientos y con programas de recuperación secundaria.
Sin embargo, la tasa de éxito exploratorio del país en territorio continental se reduce cada año y los más recientes hallazgos son de crudos pesados y extrapesados, que son recursos importantes pero menos rentables para la industria, pues es más costoso para extraer, refinar y transportar y se vende a un menor precio.
Ante esta realidad que no solamente afecta a Colombia, sino al mundo entero, la solución ha sido ampliar la frontera petrolera del país hacia la exploración en no convencionales y áreas costa afuera.
“Las inversiones tanto en aguas profundas como en no convencionales son superiores a las que tenemos acá en bloques convencionales, pero igualmente son más generosos en la producción, entonces el flujo de caja se va ajustando”, explica Hernando Barrero Chaves, presidente Ejecutivo de la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos, Acipet.
Una muestra de la diferencia entre la inversión de proyectos costa afuera y no convencionales y los continentales está en la Ronda Colombia 2014, en la que 41 por ciento de las inversiones mínimas aseguradas provinieron de tres proyectos: uno no convencional y dos costa afuera.
De acuerdo con Barrero Chaves, esta inversión vale la pena, pues la historia reciente demuestra que la mayor probabilidad de que Colombia encuentre un nuevo gran yacimiento en el país no está en cuencas continentales convencionales, sino en el mar y en yacimientos no convencionales.
Pero la dificultad de encontrar nuevos grandes hallazgos no solamente debe solucionarse ampliando la frontera, sino también aumentando la exploración.
De acuerdo con los cálculos de la Asociación Colombiana de Petróleo, los nuevos recursos que se encuentren con los no convencionales se empezarán a incorporar a las reservas del país en el 2020 y los de costa afuera después del 2022.
La alternativa es incrementar el ritmo de perforación de pozos de exploración al menos al doble de lo que se hizo en el año pasado, para que en los próximos años el país pueda mantener la autosuficiencia energética.
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