Pero la denuncia del problema, el estudio y los diagnósticos, los hemos hecho desde hace 30 ó 40 años, y si no se han dado salidas, la autoreflexión no puede ser sino una: la sociedad, en su sentido amplio, ha sido incapaz de brindar las soluciones. Esa sociedad tiene que ver con quienes de una manera u otra tienen privilegios o capacidad para tomar decisiones. El maquillaje no sirve para nada y solo se asemeja a empañetar la casa sin solucionar el problema de la humedad o la fuga de agua. Convencer a los turistas para que vengan a Cartagena, Bogotá y Medellín, no va a fomentar la inversión extranjera, si no se enfrentan problemas como la indigencia y la inseguridad callejera. Vienen una vez y no vuelven. Se sienten engañados. Una campaña publicitaria con el mejor eslogan, como Colombia es Pasión no tiene futuro si no se pasa del discurso a la práctica. Solo se terminará gastando los dineros, sin que haya una plusvalía en términos de imagen. No es el objetivo aquí evaluar a Colombia es Pasión, pero es hora de abrir la campaña más allá de unas empresas exportadoras, que colocan el logo en los empaques de sus productos que se van para el exterior. Hay que introducir el concepto en las cosas del país, comenzando por los niños y adolescentes, quienes finalmente serán los que cambien lo que representa Colombia y que se lo estamos dejando en mal estado. Si usted quiere viajar a España, Francia, Gran Bretaña y regresar por Estados Unidos, tiene que sacar cinco visas, entregar en cada consulado o embajada una cantidad de papeles increíbles y, gastar mucho tiempo y no poco dinero. En forma gradual al proceso y a las colas, uno va perdiendo la emoción y el ánimo, al punto que termina preguntando ¿somos los colombianos tan detestables como para tener tantas restricciones en el mundo? Definitivamente no. Pero la realidad es que el Estado -en cabeza del Gobierno- no hace nada en este sentido para demostrar que cree en su propia campaña de que Colombia es Pasión y no acepta con sumisión ese trato indigno y excluyente. Sin duda que la campaña es buena; algunas entidades han hecho un gran esfuerzo por posicionarla y han buscado que todos los colombianos la sintamos de corazón y la defendamos. Pero es más un discurso. Los colombianos tenemos una infinidad de cosas exclusivas y únicas para sentirnos orgullosos, cosas que a lo mejor no queremos lo suficiente y no las mostramos. Tal vez nos falta la pasión que se pregona. Colombia es Pasión es una gran campaña, pero hay que abrirla en forma paralela con acciones concretas que demuestran que es verdad.
Finanzas
31 ago 2007 - 5:00 a. m.
Ponerle práctica al discurso
Nadie puede negar que en Colombia tenemos problemas graves, como el narco, la guerrilla, los paras y la delincuencia, y que es obligación nuestra enfrentrarlos y solucionarlos, a lo mejor, con la ayuda internacional, pero la responsabilidad no se puede endosar.
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