Desde el 2007, con la creación del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC) y la posterior aplicación y modificación de una fórmula cálculo de precios, se buscó ahorrar recursos cuando el precio internacional baja para usarlos y estabilizar el precio interno en momentos de alzas del petróleo y los combustibles.
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Sin embargo, por variables como la inconstitucionalidad del esquema que permitía no trasladar todas las reducciones en el precio internacional a los consumidores para hacer dicho ahorro, las determinaciones de tarifas internas de referencia y variables que definen el precio de paridad internacional, el FEPC acumuló hasta el 2019 saldos en rojo totales por 14,2 billones de pesos.
En su momento, estos recursos fueron respaldados con el Gobierno, como acreedor, a través de diferentes mecanismos, como emisiones de títulos de deuda (TES), de tal forma que los recursos fueron contabilizados como cuentas sin pagar y no estaban en el balance fiscal del país.
Pero en 2021, luego de la crisis de la pandemia y del inicio de la reactivación, factores como el aumento en la demanda de combustibles y la baja oferta de petróleo, unidos a la subida del dólar, entre otros, llevaron a que otra vez se abriera un hueco, que para ese año sumó 11,4 billones y que bajo las condiciones actuales llegaría a los 25 billones de pesos en 2022, según datos del reciente marco fiscal de mediano plazo presentado por el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, esta semana.
Es por ello, que el Ministerio de Minas y Energía anunció que a partir de este 2 de julio el galón de diésel y la gasolina aumentarán 150 pesos.
Esto implica que en las 13 ciudades principales el galón de gasolina costará $9.180 y de diésel $9.018.
El incremento había sido anunciado por el ministro de la cartera, Diego Mesa, quien aseguró que la rebaja de los precios del biodiésel hizo que el ajuste fuera de mayor tamaño.
No obstante, el aumento es inferior a lo que tenía presupuestado el Gobierno de acuerdo con el Marco Fiscal de Mediano Plazo. De acuerdo con ese informe, los incrementos debieron ser de 200 pesos en junio y otros 200 en julio.
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A la fecha, los combustibles en Colombia cuestan cerca de la mitad del valor internacional. Por ello, el Ministerio de Hacienda aconsejó al siguiente gobierno el uso de recursos públicos sumado a incrementos mensuales de 400 pesos en la gasolina y 250 pesos en el diésel hasta que se cierre esa brecha entre el 2023 y el 2024.
En el caso de no haber contado con la operación del FEPC, el precio de la gasolina motor corriente se hubiera ubicado aproximadamente en $6.500 por encima del precio de venta promedio vigente. En el caso del diésel se hubiera ubicado aproximadamente en $9.500 por encima del precio de venta registrado en este periodo de tiempo.
PORTAFOLIO
Con información de EL TIEMPO*