"La obra ubicada en el emblemático Hotel Continental, en la Avenida Jiménez con carrera cuarta, contará con 116 apartamentos y 32 locales comerciales", dijo Hernando Castelblanco, gerente de la unidad de Vivienda de la firma Coninsa-Ramón H.
"Ha sido un proceso interesante, más aún si se tiene en cuenta que se trata de un edificio de conservación que requiere un tratamiento especial. De hecho, integrarle elementos nuevos y modernistas pero manteniendo su estructura original ha sido todo un reto lleno de descubrimientos, especialmente en los trabajos de reforzamiento", agrega Jaime Pardo, director de proyectos de la misma compañía.
El edificio Continental -que tendrá 16 mil metros cuadrados y una inversión de 35 mil millones de pesos- ya presenta una valorización de 50 por ciento. Incluso, los representantes de la constructora proyectan más crecimiento si se tiene en cuenta que hay planes para consolidar al centro como eje de inversión inmobiliaria.
El Parque Central Bavaria y, ahora, el Centro Internacional -donde se construyen cerca de 2.000 apartamentos- han sido claves en ese proceso.
"La gente está creyendo en el centro y esto, seguramente, impulsará a la Administración Distrital a apostarle a la seguridad con más estrategias", agrega Pardo, quien destaca la respuesta de los inversionistas, a pesar de la eventual resistencia cuando se toca el tema.
"Eso está cambiando. Hay gente que ha comprado más de un apartamento porque consideran que el Continental está en un lugar estratégico, cerca a las entidades distritales y nacionales, y a un movimiento cultural en crecimiento que, incluso, también atrae la atención de universitarios y gente del arte.
El lugar donde se encuentra el Hotel Continental -cuya transformación en edificio de apartamentos estará lista en abril del 2009- se conformó desde finales del siglo XVIII en el cruce del río San Francisco, las quebradas Guadalupe y San Bruno.
Cuenta la historia que nació con motivo de la Novena Conferencia Panamericana y que sus propietarios eran dos italianos, Sergio Cozza y Aldo Salvino, quienes encargaron al arquitecto Vicente Nasi la construcción de un edificio de almacenes con mezanine en el primer piso y siete planchas superiores para oficinas.
El gobierno exigió convertirlo en hotel ante la falta de alojamiento para la Conferencia. Así, el arquitecto Nasi se sumó a un proyecto de vivienda construido en la década de los 30 en la calle 16 y adaptó la estructura del edificio al nuevo uso.
El lugar fue refugio de muchos, especialmente después del incendio de los hoteles Regina y Atlántico el 9 de abril. Y fue tal la demanda que en la década del 50 la firma Cuéllar Serrano Gómez lo amplió.