Si Colombia cuenta con una infraestructura de clase mundial, el impacto se sentirá con fuerza en varios frentes: elevará su competitividad, aumentará la inversión extranjera, se generará más mano de obra, reducirá los costos logísticos (unos de los más altos del mundo) y aumentará la calidad de vida de los colombianos, que se van a poder movilizar más rápidamente.
Estos son apenas algunos de los factores que motivaron al Gobierno nacional a ponerle ‘motores’ a los grandes proyectos viales de Cuarta Generación (4G), que hoy son la consigna del Ministerio de Transporte y, en especial del Vicepresidente Germán Vargas Lleras, quien insiste en decir que con todos los proyectos que actualmente se adelantan, el país tendrá un ‘rostro’ diferente, al que muchos inversionistas querrán apostarle.
La razón es muy válida, especialmente cuando se miran los resultados del más reciente Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial, en los que nuestro país pasó del puesto 64 (entre 155 países en 2012) al puesto 97, entre 160 países en el 2014. Esto significa que Colombia está cada vez más rezagada y reduce cada vez más la posibilidad de convertirse en la tercera economía más competitiva de América Latina.
Lo más impactante es que en el último reporte del Foro Económico Mundial (2015), se dice que en infraestructura, especialmente en la calidad de las carreteras, ocupa la posición número 126 entre 144 naciones del orbe.
Según estudios de la Agencia Nacional de Infraestructura, las obras 4G tienen un efecto multiplicador de 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) durante los años de su construcción; pueden aportar un crecimiento potencial del PIB de 4,5% a 5,3% en el largo plazo y una reducción en la tasa de desempleo del 1%.
Así las cosas, Germán Vargas Lleras habló con Portafolio de algunos de los pormenores que encierra el avance de este ambicioso proyecto de infraestructura para el país, que compromete un total de 10 mil kilómetros de vías, incluyendo 1.370 de doble calzadas y 159 túneles, en más de 40 nuevas concesiones, por un costo de 47 billones de pesos (cerca de 18 millones de dólares).
¿Por qué al país le cogió la tarde en el tema de infraestructura?
“Creo que influyeron muchas cosas en el pasado, como la modalidad de contratación, porque antes se trabajaba con anticipos y nunca se veía ejecución. También que se adjudicaban los proyectos sin diseños, sin aprobación y sin licenciamiento, lo que proponía un escenario de improvisación.
A esto se suma que el país tampoco hizo un esfuerzo en materia de asignación de recursos. El sector de infraestructura era el más afectado frente a cada recorte de crisis fiscal que afrontaba la nación, ya que eran los recursos más fáciles de usar ante estas emergencias”.
¿Qué es el Plan Maestro de Transporte Intermodal (PMTI) y qué garantiza?
“Con esto, el Gobierno Nacional define los cambios regulatorios y los mecanismos para financiar la infraestructura que usará Colombia en el Siglo XXI que, en cifras gruesas, compromete recursos de inversión por 178 billones de pesos para la próxima década, de los cuales 62 billones contarían con el financiamiento e incluyen la primera y segunda ola de proyectos de 4G; sin embargo, no tienen la financiación asegurada 131 grandes proyectos por un valor de 116 billones.
Justamente por eso, el Plan Maestro es un esfuerzo que venimos adelantando desde diciembre del año pasado y que entregaremos en noviembre de este 2015, con la estrategia correspondiente, a través de un estudio juicioso que hace Fedesarrollo, con la ayuda de Planeación Nacional, el Ministerio de Hacienda, la Financiera de Desarrollo Nacional, la Agencia Nacional de Infraestructura y el Ministerio de Transporte.
El PMTI será una carta de navegación para 20 o 30 años. Somos conscientes de que ejecutados los programas 4G, el país debe ir preparando y priorizando los que van a ser los proyectos del futuro; lo que nos obliga a pensar en nuevas fuentes de financiación, a avanzar en los diseños de estructuración y en tener un norte bien definido que garantice el desarrollo de infraestructura en el territorio nacional”.
¿Cómo cerró el 2014 con el plan 4G?
“El plan de autopistas de Cuarta Generación cerró dentro del cronograma. Esto significa que nueve corredores fueron adjudicados y, en ocho de ellos, suscribimos el acta de inicio de obra y el contrato. Pero también, en diciembre, se publicaron los 10 prepliegos de las licitaciones de segunda obra, de las que nueve tienen pliego definitivo y convocatoria abierta. Desde la primera semana de mayo, se fueron adjudicando los contratos”.
¿Qué requieren estas obras?
“Para la primera fase la inversión llegó a 12 billones de pesos; y en esta segunda, con 10 licitaciones, las convocatorias se fueron cerrando desde mayo y, escalonadamente, se irán asignando en todo junio. Pero también se procede a la asignación de otros 10 contratos, por un valor estimado de 18 billones de pesos. Estoy hablando de Mar 1 y Mar 2, que es el tramo de Medellín a Santa Fe y de Cañas Gordas a Necoclí. El tercero es Puerta de Hierro-Cruz del Viso-Palmar; también se abrió Villavicencio-Yopal; Santana-Mocoa a Neiva; la doble calzada de Santander de Quilichao a Popayán y El Sisga-El Secreto.
La tercera fase es el corredor Bogotá-Bucaramanga y Cúcuta-Pamplona. Durante el segundo semestre de este 2015 se procederá a abrir las convocatorias para recibir las ofertas de estos trabajos”.
¿La financiación y la compra de precios se convierten en los grandes retos?
“Ya terminada esta etapa de suscripción de los contratos y la firma de las actas de inicio de obra ahora las mayores responsabilidades están en manos de los concesionarios, quienes en los términos contractuales deben: proceder al licenciamiento de aquellos tramos que lo requieren y el ambiental; adelantar la gestión predial, realizar consultas previas cuando hubiere lugar y, lo más importante, los cierres financieros.
El Gobierno también ha hecho lo suyo. Creemos que la nueva ley de infraestructura -sancionada en el pasado mes de diciembre- va a facilitar enormemente la adquisición de predios con los nuevos parámetros fijados en materia de notificaciones, en términos para la notificación directa, en la decisión de proceder a la entrega anticipada de estos terrenos y a la expropiación, reconociendo el valor del avalúo catastral cuando no haya lugar a la negociación.
También pensamos que los nuevos decretos -en términos de licenciamiento ambiental que concentran la práctica de pruebas- versan hacia la oralidad e inmediatez en el trámite; y, de igual forma, le facilitará la tarea a los concesionarios.
Y por parte del sector y de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) nos hemos venido reuniendo también para apoyarlos en la consecución de recursos y para facilitarles los cierres financieros a los proyectos”.
¿En qué consiste el apoyo?
“Hemos venido estudiando la posibilidad de que el sector oficial participe con parte del financiamiento. Se le autorizó un cupo de endeudamiento en dólares hasta del 50 por ciento, de cada proyecto. El Ministerio de Hacienda estudia una reglamentación que permita el acceso también de los fondos de pensiones, al cierre financiero de los proyectos”.
Los anuncios del Ministerio de Hacienda de recortar inversiones y presupuestos ¿afectan el plan?
“No al plan de concesiones, pero sí al de obra pública que está a cargo de Invías. Pero antes que el recorte, nos interesa el marco de gastos del cuatrienio y el alcance de las vigencias futuras”.
En medio de esta experiencia ¿también surge interés por las obras públicas?
“El plan de obra pública lo hemos venido estructurando en 32 visitas a los departamentos del país, para así identificar necesidades de corredores complementarios, que no pueden ser adjudicados por concesión y que requieren del esfuerzo del Estado, para adecuarlos. Venimos hablando con Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda sobre un plan que tiene como valor 10 billones de pesos para atender obras relevantes; en total serían 50 proyectos que impactarían a buena parte del territorio nacional”.
¿Estos trabajos serían –entonces- Ola 5, 6 y 7, respetando lo que se viene haciendo en las de 4G?
“No le quedaría mal, especialmente porque estas vías también son vitales para las de Cuarta Generación e impactarán la red secundaria. Hay que pensar en cuáles son los esfuerzos que hay que hacer para poner al día la red terciaria; al igual que en los terceros carriles que tendrán los corredores 4G, en cada sitio, que hacen parte del tema urbano, pero que se van involucrando con el estudio del gran proyecto”.
¿Cuál es la primera gran obra que van a inaugurar?
“Bueno ya entregamos Ruta del Sol I; quienes han transitado por esta vía, seguramente se han sorprendido con la eficacia que propone en el viaje. Ya renegociamos el alcance de la entrega en todos los corredores existentes, de manera que en este 2015 esperamos alcanzar a habilitar cerca de 600 kilómetros de dobles calzadas; es la meta.
Y si todos o la gran mayoría de los contratos de primera ola inician este año -como está pactado- o finalizando, en el 2016 vamos a tener a todo Colombia en obra, porque terminarán de entregarse las concesiones de Tercera Generación y entrarán todas las de Cuarta; además de todo el programa de obra pública a ejecutarse”.
¿Cómo va el tramo de la ‘vaca caída’ a Girardot?
“Esta concesión vence en el mes de octubre y estamos estructurando ya un plan de inversiones para quienes hayan de operarla a partir de esa fecha. Involucra la construcción del tercer carril (en todo el tramo y en cada sentido) y del viaducto de 9 kilómetros, que se empezará en la entrada a Soacha y terminará en la Calle 68.
En las vías de acceso a Bogotá, tenemos una propuesta que permitiría contar con cinco carriles en el tramo Bogotá-Briceño y en doble calzada por la carrera séptima hasta la Cano.
También estamos pendientes en la calle 80, en el corredor Bogotá- Villeta; al igual que del l proyecto del viaducto en la entrada a Soacha, pero también queremos avanzar en la Calle 13, Avenida La Esperanza.
Así mismo, se negaron dos proyectos en el distrito que queremos se reconsideren: el puente de la calle 170 y otra iniciativa que permitía construir un túnel a la altura de la calle 100 y los dos túneles de salida al valle de Sopó”.
¿Y la salida a Villavicencio, qué tal va?
“Allí va a contribuir mucho la Troncal de Oriente, pero aún falta por financiar tramo I de la doble calzada Bogotá-Villavicencio. El próximo año se entregará gran parte de las obras del tramo II y ya se contrató tramo III, a través de una APP privada; pero aún nos resta estructurar y financiar tramo I. No ha sido sencillo, ya que los peajes de la carretera no permiten sino atender el pago de tramo II y III; de manera que hay que buscar una nueva fuente de financiamiento, diferente a la de los peajes, para concluir este corredor”.
Si hay cambio de Gobierno ¿se correrá el riesgo de que todas estas ambiciosas obras se paralicen?
“Yo tengo la esperanza de que no, porque lo dejaremos todo firmado. Al país le conviene esta continuidad en las obras, porque nos permitirá tener una economía más competente en toda la región”.