Aberrante el nulo interés de los empresarios por aportar su grano de arena en mejorar las condiciones de convivencia de quienes cuentan en el Censo del país. Mientras el PIB creció en un 10,2%, el trabajo digno solo aumentó en menos del 2%. El buen momento que el Gobierno alardea vive el país solo lo ha sido para los entes financieros con billonarias utilidades y para los depredaderos de la necesidad de quien intenta convertirse en un ciudadano económicamente activo y productivo, o empresas de servicio temporal que conocen como su cliente primario, o sectores productivos y de servicios, buscan mejorar sus utilidades dando empleo que no genera nada diferente a suplir necesidades elementales como comer, vestirse o un techo donde pasar la noche, sin tener posibilidades de adquirir otros bienes de consumo o comprometerse en comprar vivienda ante la incertidumbre de un despido por exceso de tiempo en nómina temporal. Esa es una de las razones por las que el congreso americano pone trabas al TLC a sabiendas de que con el crecimiento a lograr las empresas, solo se incrementará el descontento que ha promovido la delincuencia y los grupos irregulares, pues apenas crecen los nuevos ilegales, el Estado corre a poner la totuma para que nos apoyen en la guerra para estabilizar la tan cacareada política de seguridad. El incremento del régimen de contratación virtual ha sido impulsado por la oligarquía de overol o dirigencia sindical, que se vale de las bases para zanganear con permisos y viáticos sindicales que se reparten a discreción entre las cabezas. Si el impuesto de guerra se destinase a crear empleo estable, el nivel del conflicto se reduciría sensiblemente, recuperándose además el compromiso y sentido de pertenencia que ambas partes, por sus posturas defensivas, han deteriorado y que permitían un mejor y solido resultado en la gestión empresarial. Demorado está el Estado en poner freno y control a la inequidad entre el crecimiento económico del país y la calidad de vida de sus trabajadores, quienes junto con el capital son los principales actores del desarrollo del país. Si el dólar baja, salen los exportadores a chillar y si el costo de combustibles y peajes tocan el bolsillo de los empresarios, el Estado debe crear salvaguardas y garantías para que sus márgenes de utilidad no se afecten y así no tener que despedir a quienes tengan vínculo laboral del tipo explotador o el tradicional. Raymundo Vanegas Torres
Finanzas
26 oct 2007 - 5:00 a. m.
Quiénes son los del buen negocio
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