Cada vez está siendo más frecuente que los colombianos se tropiecen en los supermercados y almacenes con promociones que, en ocasiones, prometen hasta el 70 por ciento de descuento.
Para el consumidor, suele ser un gancho que a veces lo conduce a comprar objetos que no requiere. Para el comerciante, la estrategia puede terminar siendo un arma de doble filo, que lo lleve a acudir a las promociones cada vez que las ventas bajen, lo que finalmente crea un hábito en el comprador, quien después no consume productos que no sean de promoción.
Así lo establece Rodrigo Ferro, gerente de planeación de la firma Azul Innovación, quien plantea que se requiere una planeación más estricta de las promociones para no impactar variables claves de la economía, entre ellas la del empleo.
Según cálculos del analista, el 40 por ciento de la mercancía que han comprado los colombianos en lo que va del año ha estado en descuento. “Esto implica que casi la mitad de los productos que expenden los supermercados está en promoción”.
Camilo Herrera, de la firma Raddar, destaca que solo el mes pasado 72 por ciento de los colombianos compró promociones.
El 2x1, los porcentajes de rebaja por cambio de temporada, los aniversarios de los almacenes, sin contar con las temporadas habituales de regreso al colegio; Semana Santa; días de la madre, del padre, de amor y amistad, se han vuelto el ‘caballito de batalla’ de los comerciantes.
Para Ferro, la situación no es tan ventajosa como parece. “La promoción es una gran táctica del comercio y de los productores; funciona bien para actividades puntuales con objetivos definidos. El problema es que acostumbran al comprador a pagar bajo por productos de alto valor, lo que afecta los márgenes de las industrias, reducen su rentabilidad y, por ende, el desarrollo de mejores productos y generación de empleo”.
Herrera, entre tanto, estima que las empresas comerciales tienen márgenes establecidos en sus ventas para poder hacer descuentos.