Fernando Londoño ha acuñado la frase de "diplomacia de reclinatorio" sobre nuestras relaciones con algunos de los gobiernos vecinos. Calificativo fuerte, pero que la recurrencia de los hechos, desgraciadamente lo confirman. Con un elemento, adicional: la negación sistemática de la realidad.
Dos veces se han reunido este año el presidente Álvaro Uribe y Hugo Chávez. La primera en Cartagena, sin resultados para la relación binacional, pero sí para nuestro vecino quien contestó, desde Colombia y al lado de nuestro mandatario, las acusaciones del presidente Obama de apoyar a las Farc. ¿Cómo podría ser eso verdad si él estaba invitado en Colombia en compañía de nuestro Presidente?, contestó el Coronel. Gran favor le hicimos a Chávez al invitarlo.
La otra fue en Caracas, previa a la reunión de Trinidad. Pudo más nuestro afán de aparecer como parte del club de Chávez y 'Lula' y no como los aislados viudos de Bush -como nos dejamos etiquetar-, para lanzanos a acercamientos previos; mire con quién.
El resultado para los titulares de prensa fue el compromiso de importar 10.000 vehículos, lo cual, a los dos días, quedó eliminado por las declaraciones del ministro Samán de que no habría dólares para la importación de vehículos. Finalmente, por el mismo Chávez al denunciar los altos precios con los que se vendían internamente en comparación con los precios del mercado argentino y colombiano, ordenando un control de precios para eliminar la 'especulación capitalista'. Pero además, al tiempo que nos negaban nuestra sentida solicitud de importar huevos y pollo, desviaban el comercio hacia su socio político, Argentina, aprobándole importantes cantidades de estos productos.
Fue la reunión en que 'nos calamos', como dicen en Venezuela, la afirmación de que Chávez no era enemigo de las Farc, y algo que pasó medio desapercibido, ver a nuestro Canciller, en primera fila del auditorio 'rojo rojito', reírse como el que más, con los chistes malos de Chávez, además tratándose de algo relacionado con el Vicepresidente y el Ministro de Defensa de Colombia. Euforia que continuó con su inexplicable mensaje a las Farc de que "tomaran atenta nota" sobre la posición de Chávez, como aconsejándoles "atiendan a su mentor". Atrás quedaron los días de Indalecio Liévano, Alfredo Vázquez, Augusto Ramírez, Carlos Borda, Alfonso López, por mencionar algunos.
Además de estos resultados, no tardaron en producirse otros, igual de 'positivos'. La propuesta de 'Lula' de que las Farc deberían convertirse en partido político y la emboscada de nuestros militares en Perijá por terroristas sabidamente acantonados en Venezuela, para una vez más tener que pedir pacientemente colaboración y someternos a que nos contestaran destempladamente, que no permitirán nuestra presencia en su territorio, y que ellos no apoyan a ningún grupo armado.
La realidad económica de nuestro vecino, entre otros datos, arroja lo siguiente: de los 900.000 millones de dólares de la bonaza petrolera, en solo los últimos 4 años se han desperdiciado 220.000 millones en armas, subsidios, compra de deuda, regalos, entre otros0, a 14 países 'amigos'. De la menguadísima producción petrolera, cerca de 700.000 barriles mensuales van a Cuba y a otros países 'amigos', para pagar en 25 años con 1 por ciento de interés. El precio promedio del petróleo Venezolano va en 42 dólares, cuando el año pasado estuvo cerca de los 90. Este rubro representa el 94 por ciento de los ingresos en divisas del país. El total de importaciones de este año no podrá superar los 25.000 millones de dólares, cuando el año pasado fueron 48.000 millones.
En el primer trimestre de este año, Cadivi redujo sus aprobaciones en un 36 por ciento. Pdvsa y el Banco Central están técnicamente quebrados. El bolívar fuerte está sobrevaluado en un 130 por ciento. Es la realidad que seguimos negando, pensando que con reuniones bilaterales podremos solucionar nuestros problemas. Lo mismo que creer que el régimen de Chávez no viene apoyando a las Farc.
albertosch@cable.net.co
Finanzas
06 may 2009 - 5:00 a. m.
El reclinatorio
Fernando Londoño acuñó la frase "diplomacia de reclinatorio" sobre nuestras relaciones con algunos de los gobiernos vecinos. Calificativo fuerte, pero que la recurrencia de los hechos, lo confirman.
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