A los bancos tampoco les gusta el GMF. porque piensan que estimula el uso del efectivo en contra de los depósitos bancarios; es cierto, pero vale la pena recordarles que para las personas naturales es más costoso un cheque o un retiro en cajero automático que el 4 por mil, mientras que para los clientes empresariales se han diseñado varios mecanismos que les permite no pagar el GMF utilizando los resquicios de las normas tributarias. En su reunión anual, los banqueros le solicitaron al Gobierno el desmonte inmediato del GMF, a lo que el Ministro de Hacienda ha respondido que sólo es posible hacerlo de manera gradual en un plazo de 8 años. Las razones del Ministro son de muchos pesos, pues el Gobierno espera recibir este año cerca de 3,4 billones de pesos por concepto del GMF, que son el 5 por ciento del total de los ingresos tributarios, de manera que su eliminación agrandaría en 0,6 por ciento del PIB el ya elevado hueco fiscal. Afortunadamente, tampoco acogió el Ministro la absurda propuesta de sustituirlo con un aumento al IVA. Existe una alternativa para reducir las consecuencias negativas del GMF sin afectar las finanzas públicas: disminuir la tarifa al uno por mil y, al mismo tiempo, eliminar todas las exenciones que han convertido al gravamen en una colcha de retazos con múltiples caminos para eludirlo. Al reducir la tarifa del cuatro al uno por mil el impuesto deja de ser una carga tan onerosa para las transacciones, de manera que al hacer el balance entre este costo y el beneficio de no tener que andar con efectivo, o no tener que pagar comisiones por mecanismos que permitan eludir el GMF, la mayoría de las personas y empresas seguramente optará por pagar ese mínimo porcentaje. Por supuesto, el costo de los cheques o de los retiros en cajeros automáticos seguirá estimulando el uso de efectivo, pero eso es otra historia. Desde el punto de vista del Gobierno, la menor elusión y la eliminación de las exenciones pueden compensar entre el 80 y el 90 por ciento del impacto de la baja de la tarifa. En primer lugar, hay que recordar que cuando empezó el GMF con una tarifa del dos por mil, y todavía no se había desarrollado los mecanismos para eludirlo, se recaudaba el 0,63 por ciento del PIB, mientras que hoy, con el doble de la tarifa, se recauda el 0,62 por ciento del PIB. Por lo tanto, es factible suponer que al bajar la tarifa de cuatro a uno el recaudo sólo se reduzca a la mitad. En cuanto a las exenciones, hoy existen 19, de las cuales sólo se deben conservar las de las transacciones para el manejo de la política monetaria y la liquidez del sistema financiero, y las de los pequeños ahorradores, para cuentas que no muevan más de cuatro millones de pesos al mes. Al eliminar las demás, el recaudo puede aumentar significativamente porque, por ejemplo, sólo la compra y venta de divisas en el mercado cambiario y los desembolsos de crédito mueven más de 100 billones de pesos al año, y actualmente están exentos. Reducir la tarifa y eliminar las exenciones permitirá disminuir las distorsiones que hoy causa el GMF, y así tener un impuesto más simple, más efectivo y, sobre todo, más equitativo al extender la base gravable a transacciones que hoy no tributan. Además, se puede hacer ya mismo sin costo para el fisco. mcabrera@cabreraybedoya.com HELGON
Finanzas
31 ago 2010 - 5:00 a. m.
Para reducir el cuatro por mil
El Gravamen a los Movimientos Financieros (GMF), más conocido como el cuatro por mil, es un impuesto que le gusta mucho al fisco, porque produce mucha plata y es muy fácil de recaudar, pero le disguta a los ciudadanos, porque les molesta tener que pagar por utilizar su propio dinero (de hecho el único impuesto que le agrada a alguien es el que pagan los demás).
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