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Carlos

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Finanzas

29 may 2009 - 5:00 a. m.

El reto de permanecer en la élite

Cuando a finales del año 2008 fue claro que la época de ‘vacas gordas’ de la economía colombiana estaba llegando a su final, más de un observador se preguntó qué efectos podría tener la crisis económica mundial sobre el sector privado nacional. Algunos incluso recordaron las etapas oscuras de la recesión de 1999, momento en el que los balances pasaron de negro a rojo y la desesperanza invadió a consumidores y empresarios.

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Nada de eso parece ocurrir en esta oportunidad. Sin negar que el impacto del entorno mundial se ha sentido sobre las ventas y las utilidades, también es claro que el huracán que comenzó en el mercado de la finca raíz en Estados Unidos hace un par de años y que después llegó al sector financiero y a la actividad real, encontró a las principales compañías de Colombia en una situación de fortaleza. Quizás fueron las lecciones aprendidas durante la debacle de hace una década o tal vez que lo ocurrido tuvo que ver con un manejo responsable de la bonanza, pero en general los datos muestran una confortable solidez patrimonial, acompañada de niveles de endeudamiento bajos. Debido a ello, es difícil apreciar cambios en el nivel de servicio o de actividad de las sociedades que conforman la muestra que se incluye en el presente informe. Tal es el primer veredicto que surge del análisis del trabajo hecho por Datexco, firma que con base en un amplio sondeo escoge a los empresarios y compañías más reputadas del país, en diversas categorías y en diferentes regiones. En el selecto grupo están representadas tanto industrias, como bancos, al igual que firmas dedicadas al comercio o a las telecomunicaciones. Semejante diversidad, comprueba que en los más variados sectores hay opciones de productos o marcas que son apreciadas y admiradas por los colombianos de todos los estratos y orígenes geográficos. Ese factor no desconoce que el viento ha cambiado de dirección, como ha sido evidente en las encuestas hechas entre empresarios y consumidores. Tanto los primeros como los segundos empezaron a mostrar mayor cautela desde hace varios meses, hecho comprobado por la menor dinámica de solicitudes de crédito y el desempeño del comercio. Tampoco ayudó un repunte en el desempleo, que volvió a dejar a Colombia con cifras de dos dígitos y con la incógnita de cómo combatir este permamente flagelo. Por otro lado, la evolución de la industria manufacturera y de las exportaciones mostró que, ante el virus venido de otras partes, el contagio resultó inevitable. Si bien en marzo se presentó un ligero repunte en la producción, lo más probable es que el aumento del PIB durante el primer trimestre del año sea negativo, el mismo signo observado entre octubre y diciembre pasados. Con razón, hay quienes anuncian desde ya que el país se encuentra técnicamente en recesión, descrita como dos periodos consecutivos en rojo, así el consenso de los analistas diga que el segundo semestre se antoja mejor que el primero. Por ello, las proyecciones de organismos como el Fondo Monetario Internacional han sido sucesivamente reducidas, al tiempo que las de los países latinoamericanos y el resto del mundo. Según éstas, no habría incremento en el PIB colombiano en el 2009, pues la cifra calculada fue de cero por ciento. Dicho resultado, si se confirma, sería muy malo a la luz de lo sucedido en los años pasados, pero muy bueno frente a lo que le ocurre a buena parte del planeta en donde la contracción profunda es la constante. Y es que como todo es relativo, los analistas siguen insistiendo en que la economía colombiana tiene como salir fortalecida de la actual encrucijada, junto con las de Brasil, Perú o Chile. La razón fundamental es que hay contrastes favorables con otros lugares, que indudablemente servirán para buscar una recuperación más rápida. En particular, el FMI y otros especialistas destacan que el sector financiero sigue operando en un escenario de cierta normalidad, si bien la cartera mala ha crecido y la demanda de crédito va más lenta. También es alentador que los precios de algunos de los principales productos de exportación han comenzado a subir y que mercado claves como Venezuela y Ecuador han resultado menos golpeados que lo previsto. Gracias a circunstancias como las mencionadas, sería posible que la grama reverdezca con más velocidad en el territorio nacional. Si eso ocurre o no, es algo que el tiempo dirá. En el entretanto, el desafío del sector privado colombiano es mantener la cautela, pero sin que esta conduzca a errores costosos en materia de servicio o de imagen de los consumidores. Aunque cada caso es particular, no está de más escuchar las predicciones de los expertos con respecto al mediano plazo. Según los analistas, una vez el planeta retome la senda del crecimiento volverán también los patrones que se hicieron evidentes hasta mediados del 2008. En términos prácticos, eso quiere decir que la demanda global por insumos energéticos y alimentos ascenderá otra vez y que las naciones ricas en recursos tendrán mucho que ganar en el proceso, si hacen las cosas bien. Ese es el reto de Colombia, que aparte de tener la tercera población más grande de América Latina, tiene como responder, gracias a un sector empresarial en plena evolución. HERJOS

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