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Finanzas

16 may 2009 - 5:00 a. m.

El rincón londinense donde vivió Händel

EFE. Han pasado 250 años desde su muerte, pero la casa, un pequeño edificio de tres plantas de estilo georgiano, sigue llena de música, del espíritu que llevó al compositor alemán Georg Friedrich Händel a escribir sus óperas y oratorios más conocidos, entre ellos El Mesías.

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16 may 2009 - 5:00 a. m.

El visitante que llega hasta el número 25 de Brook Street en Londres encuentra en este rincón una inesperada tranquilidad porque a escasos metros está la concurrida Oxford Street, la arteria comercial de la capital británica, y New Bond Street, donde los más pudientes de esta ciudad acuden a comprar joyas, ropa cara o piezas de arte. Poco tiene que ver la zona con el barrio que conoció el compositor, que se mudó cuando formaba parte de un nuevo proyecto urbanístico en el centro de la ciudad, destinado a la clase media y que vivió junto a sus sirvientes en una casa que en numerosas ocasiones fue también un improvisado auditorio. En la planta que da a la calle, el propio Händel vendía copias de sus partituras y entradas para sus conciertos, y a menudo invitaba a sus amigos a escuchar los ensayos de sus obras o a asistir a la presentación en privado de sus nuevas composiciones. Pese a su nacionalidad alemana, los británicos consideran a Händel casi una gloria nacional propia (pasó 49 de sus 74 años de su vida en el Reino Unido) y el 250 aniversario de su muerte ha hecho renacer con exposiciones, conciertos y conferencias el interés por este pequeño secreto que oculta Londres. El interés de los responsables de este museo y de ‘Händel revealed’ (‘Händel revelado’), exposición que se va hasta octubre, es dar a conocer al hombre detrás del músico, al empresario, al amante de la buena cocina y al filántropo. “Este gran aniversario nos da la oportunidad de presentar a ‘Händel el hombre’, algo que raramente se hace”, afirmó al presentar la exposición el comisario, director de orquesta, musicólogo y biógrafo del compositor alemán, Christopher Hogwood. La exposición se visita, tras el pago de una entrada de 5 libras (7,2 dólares o 5,5 euros), a través de las estancias en las que Händel vivió y trabajó, y del dormitorio en el que murió en la mañana el 14 de abril de 1759 tras anunciar en la víspera que no recibiría a nadie más, porque ya no quería saber nada del mundo. La exposición da también la oportunidad de ver reunidas piezas muy interesantes relacionadas con su vida, procedentes de colecciones públicas y privadas, como la máscara que le hizo en vida el escultor francés Louis-François Roubillac, el mismo que realizó el monumento que honra la memoria de Händel junto a la abadía de Westminster. Objetos al margen, la casa museo permite saber más de una persona contradictoria, al menos a ojos de quienes le conocieron, que lo presentan como un hombre misógino, irritable e intolerante, capaz de plagiar a otros compositores, pero también como un creador único, amistoso y generoso, que invirtió buena parte de su fortuna para dar techo y comida a cientos de niños huérfanos de Londres. En la visita a este museo también se perciben las turbulencias que atravesaron sus cuentas bancarias, así como su habilidad como hombre de negocios, en un momento económicamente muy parecido al actual, ya que la llamada ‘burbuja de los mares del sur’ arruinó a miles de personas en el Reino Unido en el año 1720. Händel supo bordear la crisis y también manejar excelentes relaciones públicas. Nunca fue un compositor de la corte, pero consiguió que cardenales, lores y reyes no dudaran en financiar y dar a conocer en sus palacios sus obras. La casa de Händel permite conocer otros aspectos biográficos interesantes, como que nunca se casó, pese a las pretensiones de dos ricas herederas cuyas familias se negaron a que sus hijas se casaran con un músico, o que pudo salvar la vida gracias un botón de su casaca en el duelo con pistola que disputó en 1704 con su colega y compatriota Johann Mattheson. Según las crónicas de la época, los compositores se retaron a muerte después de pelearse acerca de quién debía tener prioridad en el foso de la orquesta. Caricaturizado en su día como un cerdo tocando el órgano, Händel era conocido por su pasión por la comida y la bebida. Sus episodios y su ceguera se atribuyen al envenenamiento por el plomo disuelto en las bebidas alcohólicas almacenadas en recipientes de ese metal. '' El museo cuenta con fotos de Jimi Hendrix, quien vivió, a finales de los años 60, en el edificio colindante al de Händel. '' En la planta de la casa que da a la calle, el músico vendía copias de sus partituras y boletos para sus conciertos”. '' Pese a su nacionalidad alemana, los británicos consideran a Händel casi una gloria nacional propia”.WILABR

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