Comienzan a rodar cabezas -y desde muy alto- por la crisis hipotecaria en Estados Unidos. En una semana, en un hecho sin precedentes, se vieron obligados a renunciar los presidentes del Citigroup, el mayor banco estadounidense, y Merril Lynch, la mayor empresa de corretaje del mundo. Los analistas vaticinan más renuncias y noticias negativas en esta crisis que no toca fondo, y no solo en E.U.
Los bancos de todo el mundo están descubriendo que inversiones que creían seguras no lo eran, pues estaban respaldadas por hipotecas de baja calificación ('subprime'), que están entrando en mora. Ayer, el gigante bancario HSBC -que recientemente inició operaciones en Colombia- admitió pérdidas por 3.400 millones de dólares debido a la crisis. Nadie sabe lo que esta costará al sistema financiero. Hay cálculos que van de 100 mil a 400 mil millones de dólares (más o menos lo que produce Colombia en dos o tres años).
La primera cabeza que rodó fue la de Stanley O'Neal, presidente de la junta directiva y ejecutivo jefe (CEO) de Merril Lynch, que dimitió el 30 de octubre tras admitir una pérdida en inversiones de 8.400 millones de dólares y ver caer el precio de las acciones en 40 por ciento. Los accionistas de Merrill se indignaron porque a O'Neal lo arreglaron con 160 millones de dólares, más oficina y asistente por tres años, cuando debió salir sin nada por la penuria que causó.
Seis días más tarde rodó la cabeza de Charles Prince, de Citigroup, que luego de admitir una pérdida en inversiones de 11.000 millones de dólares y ver caer el precio de las acciones más de 30 por ciento, renunció ante una junta de emergencia convocada en domingo, también al doble cargo de presidente de la junta directiva y ejecutivo jefe. Robert Rubin, ex secretario del Tesoro, fue nombrado de inmediato presidente, y Sir Winfried Bischoff, de Citi Europa, encargado como ejecutivo jefe. Rubin, asesor de la junta desde hace ocho años, nunca quiso un puesto formal en el grupo pues, como está, devenga 17 millones de dólares al año, sin horarios y con tiempo para su trabajo académico, así que tal vez Citi deberá buscar otro presidente.
¿Quién sigue? Las apuestas en los medios especializados pronostican que el próximo en salir será James Cayne, ejecutivo jefe de Bear Stearns, banco de inversión que debe borrar casi 4.000 millones de dólares de su portafolio de inversión, una suma enorme comparada con su patrimonio. El Wall Street Journal acusó a Cayne de pasar el verano jugando bridge y golf, estar desconectado de su firma y hasta fumar marihuana en los días críticos de julio en que sus fondos de cobertura colapsaban.
Posiblemente esta crisis se habría podido limitar al sector de la vivienda y su banca especializada si las hipotecas no hubieran sido titularizadas y vendidas como una magnífica inversión a bancos de E.U y de otros países. Las calificadoras de riesgo, como Moody's, Fitch y S&P, tienen grandísima culpa en la crisis por avalar los títulos, quizá irresponsablemente, sin estudiar casos individuales y confiando en la noción tradicional de que la finca raíz es siempre un buen respaldo.
Difícil para un inversionista de cualquier parte del mundo saber si su portafolio está contaminado, pues pudo invertir en acciones del Citi, Merrill, Bear Stearns o cualquier otro fondo de cobertura o inversión respetable, y estos, a su vez, en papeles respaldados por hipotecas subprime, cuya calidad está por verse. Aunque la exposición colombiana al problema parece mínima, no se puede descartar que alguna institución financiera o un inversionista criollo resulte con estos títulos en su portafolio.
Finanzas
21 may 2008 - 5:00 a. m.
Ruedan cabezas
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