Los buenos augurios con los que arrancó la semana pasada hacían prever una evolución en el proceso de mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, para lograr un acuerdo humanitario por los secuestrados por las Farc.
Sin embargo, muchos terminaron frustrados por el portazo que las Farc le dio al mandatario venezonalo, quien tenía previsto reunirse el martes con su colega francés, Nicolás Sarkozy, para hablar de los resultados que ha tenido su mediación y entregar las pruebas de supervivencia de los secuestrados que tiene la guerrilla en las selvas colombianas.
Sin embargo, el mandatario venezolano llegó con las manos vacías a su cita en Francia, lo que fue interpretado como un 'portazo' por parte de los analistas que vienen haciendo un seguimiento a este proceso.
Aunque hubo frustración entre las familias de los secuestrados y en el Gobierno en general, las alentadoras palabras de Chávez en el sentido de que no se daría por vencido y seguiría trabajando por lograr su liberación, alentaron a unos y otros.
Sin embargo, un día después de que esto ocurriera, el Gobierno colombiano tuvo conocimiento de una 'extralimitación' de Chávez como mediador y decidió suspender el encargo que le había hecho.
Aunque estaba previsto que el interlocutor de Chávez sería directamente el presidente Álvaro Uribe, el mandatario venezolano decidió saltarse el conducto regular y llamar directamente a uno de sus generales, Mario Montoya, para hacerle consultas. El hecho fue considerado inconveniente por el Gobierno colombiano, que optó por suspender la mediación. Esta decisión recibió toda clase de críticas por parte de los familiares de los secuestrados.
En esta ocasión, el presidente venezolano no respondió al Gobierno Uribe, sino que insistió en su discurso enfocado a mantener su papel de amable componedor, y pidió directamente a las Farc que se manifiesten con pruebas de supervivencia que permitan destrabar el actual escollo.
En el plano económico, se mantiene la alarma en algunos sectores por el aumento en los precios internacionales del petróleo, que ya llevó a algunos sectores productivos del país a anunciar alzas en sus precios.
La inquietud por el comportamiento de la economía en el 2008 volvió a ser tema de análisis por parte de los expertos, que insisten en que hay nubarrones que deben tenerse en cuenta.
A esto se sumó la intempestiva decisión de subir las tasas de interés, por parte de la Junta Directiva del Banco de la República.
Durante la reunión citada el viernes pasado, y contra todo pronóstico, los directivos del Banco decidieron aumentar de 9,25 a 9,50 la tasa de interés, cuyo impactó se sentirá en los próximos meses, pero sin duda tendrá un efecto en el consumo de los colombianos.
La justificación de esta medida es que a pesar de los ajustes a las tasas de interés (esta es la octava alza del año), la demanda en el país sigue desbordada mientras que la capacidad instalada de la industria está llegando al tope.
Esta conjugación de factores, según los expertos, estimula un aumento general en los precios y, si a ello se suma que el próximo año habría una desaceleración mundial de la economía, se prevé que podría haber un efecto negativo para el país.
La decisión fue controvertida por analistas económicos,que el mismo viernes alertaron sobre la decisión al considerar que el remedio podría salir peor que la enfermedad.
"Se les está yendo la mano", comentó el experto Eduardo Sarmiento Palacio, quien teme que haya un recalentamiento en la economía colombiana peor de lo esperado, como consecuencia del aumento en los tipos de interés.
Otro tema analizado por la junta del banco tiene que ver con la definición de la meta de inflación para el año entrante, que, como estaba previsto, fue fijada en un promedio del 4 por ciento, manteniendo el nivel de la que se había fijado para el 2007.
El ICC se mantuvo esta semana en 65 puntos.