Hace algunas semanas, el presidente Juan Manuel Santos sancionó la ley que busca darle transparencia a las Cámaras de Comercio y que, según el primer mandatario, “blindará a estas instituciones frente a fenómenos de corrupción y politiquería”.
Sin embargo, el debate sobre la utilidad de las Cámaras de Comercio y los alcances de la reciente reforma se ha agitado en las últimas semanas entre abogados y economistas del país. Centros de estudios, como el Instituto Libertad y Progreso, codirigido por el abogado y ex superintendente de Sociedades Francisco Reyes, se han lanzado a formular ciertas críticas a propósito del sistema de registro mercantil vigente. Reyes habló con Portafolio.
En Colombia existen 57 Cámaras de Comercio que atienden al año alrededor de 49.500 sociedades. ¿Están cumpliendo su propósito con eficiencia?
Hay que reconocer que, en buena parte del mundo, las Cámaras de Comercio no tienen mayor cosa que ver con el Registro Mercantil, que es llevado por el Estado por medio de una institución registral. En Colombia, al haberse mezclado la función gremial con la de registro, se creó un hibridismo que no es fácil de manejar. Nuestras Cámaras se financian con unas contribuciones que en realidad son percibidas como un impuesto. Muchos comerciantes consideran que se ven enfrentados a una tarifa injusta. Es necesario revisar ese modelo con serenidad.
¿Qué problemas tiene esa tarifa que cobran las Cámaras de Comercio?
Mire esto: es curioso que las grandes empresas colombianas pagan casi lo mismo que pagaría una pequeña sociedad familiar por su registro mercantil. Las Cámaras de Comercio tienen una escala tarifaria estructurada a partir de unos rangos de activos. Después de llegar a un cierto monto, el valor que se paga es más o menos igual. Hoy una compañía que tenga activos de $969’000.000 paga $1’100.000 por su registro mercantil y compañías con miles de millones de pesos en activos pagan lo mismo. Habría que revisar también la tarifa única de registro mercantil que se fija para todo el país.
¿Cuál sería, entonces, la propuesta?
Pues, posiblemente lo mejor sea avanzar hacia una liberación gradual de las tarifas de matrícula y registro. La presencia de muchas cámaras en una sola región podría ser una gran ventaja, si se les permite competir por precios y servicios. Como lo señala el Banco Mundial, en los países en vías de desarrollo, el registro mercantil no puede verse como un mecanismo de recaudo de ingresos. No puede ser un negocio. La formalización crea riqueza en forma de generación de empleo, mayor innovación, acceso al crédito y, desde luego, mayor recaudación fiscal para el Estado.
¿Era necesaria una reforma a las Cámaras de Comercio como la que fue aprobada recientemente por el Congreso para evitar la falta de transparencia?
Hay que reconocer que la reforma corrige algunos problemas e irregularidades que se presentaron en las elecciones pasadas de algunas cámaras de comercio. Pero lo cierto es que también se aprovechó la nueva legislación para crear unas reglas que, a mi modo de ver, permiten periodos muy extensos para las Juntas Directivas y los Directores Ejecutivos de las Cámaras de Comercio, lo cual tiene consecuencias adversas.
En su concepto ¿qué salió mal?
En el proyecto de reforma inicial se decía que los miembros de las juntas directivas solamente podían ser elegidos por dos años, reelegibles por un periodo adicional.
Lamentablemente, en una instancia posterior de los debates se aumentó a cuatro años el periodo de los directores, con lo cual se crea una excesiva estabilidad de quienes resulten designados. Si logran la reelección para el periodo siguiente, estarán en sus cargos por un tramo de 8 años. Me parece que el statu quo en estas entidades tiene más aspectos negativos que positivos, como se ha visto en las últimas décadas.
¿Propondría usted entonces acabar las Cámaras de Comercio en el país?
Por supuesto que no. La función de inscripción y publicidad de la actividad de los comerciantes es necesaria para la actividad mercantil. Creo que las cámaras podrían concentrarse en la importancia del registro mercantil y el sistema de formalización de empresarios. Para ello es indispensable una reducción en los costos de la matrícula y de todos los actos de registro, tal como lo recomienda el Banco Mundial. Para ello el Estado podría revisar el sistema de fijación gubernamental de precios y permitir la libre competencia entre las cámaras. Por lo demás, necesitamos un registro mercantil unificado nacionalmente. Es indispensable también que todos los trámites puedan hacerse en línea y que la certificación se pueda obtener a bajo costo por Internet. El registro mercantil tiene que funcionar 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año. Hoy eso no pasa, lamentablemente.
José Manuel Acevedo
Especial para Portafolio