Finalmente se dio la primera vuelta de las elecciones presidenciales y empieza a definirse la forma en la que se configuran los equipos económicos sobre lo que podría ser un eventual gobierno de los dos candidatos que ahora esperan 21 días para la segunda contienda.
La semana previa al 30 de mayo dejó una cosa clara: para los inversionistas los importante estaba en la definición de candidatos a la segunda vuelta, que garantizaran la continuidad de las políticas de seguridad interna, que permitieran que se mantenga la confianza del inversionista y con esto la inversión sobre capital que garantice el crecimiento de las empresas y de la economía.
Lo que sigue, es como tratar lo que este gobierno deja. Los problemas que nos son pocos y si son urgentes, pasan de la seguridad al tema del déficit fiscal. De las discusiones retóricas a los hechos, de empezar a mostrar las cartas sobre financiamiento estatal, sobre proyectos claves para el desarrollo, la infraestructura y la educación.
Uno de los principales problemas se centra en el desempleo. El crecimiento actual de la economía apenas da para que se mantenga en 14 por ciento. No hay generación de puestos de trabajo y el crecimiento de la economía se absorbe contra una mayor utilización de la capacidad actual de las empresas.
En el otro problema que afecta de manera directa la inversión extranjera y el financiamiento del Estado, está en la forma de tratar el elevado déficit fiscal.
Hay que definir de una vez si se vende Isagen ó como se financian esos tres billones de pesos que ahora nos hacen falta. Hay que definir, de una vez por todas, esquemas tributarios equitativos, pero que garanticen que la inversión del Estado en lo que el país requiere efectivamente se traduzca en obras.
Hay que garantizar que la competitividad del país no se queda en el Túnel de la Línea, con infraestructura tal que garantice al país poder competir de manera eficiente con los nuevos TLC que se firmaron. Pero para esto se requiere además que las reformas en lo económico sean estructurales. Pero estructurales de una sola vez.
Para el inversionista es preferible tener una reforma tributaria 'estructural', que garantice con los nuevos recursos el crecimiento económico, el desarrollo del país, que eso que dijo hace no mucho tiempo el presidente del Hsbc a nivel mundial sea una realidad y Colombia pase a ser un país que deje de ser una buena perspectiva para el desarrollo, a convertirse en una realidad de crecimiento.
Lo anterior de acuerdo con los dos candidatos que salieron elegidos está garantizado. Aunque sus diferencias son evidentes en la forma, no son radicales en el fondo y esto también permite que se mantenga la confianza.
El país heredó una dinámica que se mantiene. Seguirán entrando capitales para inversión minera y de petróleos, los inversionistas nos seguirán mirando como el país que tiene el potencial. En el corto plazo, se darán nuevamente valorizaciones de los activos.
El peso colombiano mantendrá una tendencia de ganar valor y la deuda pública, hasta que no se sepa cómo se va a financiar el tema de Isagen, mantendrá el reciente comportamiento soportado en otras variables igualmente sólidas como la inflación y el crecimiento.