El soldado William Domínguez, asesinado el pasado fin de semana en Bogotá y quien fue rehén de la guerrilla de las Farc algo más de dos años, fue sepultado ayer en un cementerio de la capital
Domínguez, quien al parecer sufría de trastornos psicológicos y que había sido jubilado anticipadamente del Ejército por incapacidad hace dos meses, fue despedido tras una ceremonia religiosa celebrada en la iglesia de La Santísima Trinidad, del barrio 7 de agosto en Bogotá.
El féretro del militar retirado fue cubierto con una bandera colombiana y en su velatorio y en el mismo funeral estuvo acompañado por una guardia de honor.
Al entierro asistieron altos mandos de las Fuerzas Militares, y se destacó la presencia del agente de policía Walter Lozano, compañero de cautiverio.
Unas horas antes del sepelio, el vicepresidente Angelino Garzón, rechazó el asesinato y consideró que este hecho es “un llamado de alerta” para brindar mejor atención a los ex rehenes.
“Creo que lo mejor es recoger esta experiencia dolorosa del soldado Domínguez asesinado, asesinato que condenamos, para mostrar que estos soldados o policías que han estado secuestrados requieren mucho acompañamiento”, dijo Garzón.
Además, citó a una reunión entre el Gobierno y los ex rehenes, así como a sus familias, para “impulsar” una política de Estado que los atienda debidamente cuando salen del cautiverio.