En materia de subsidios a los precios de los combustibles, Colombia está moviéndose en dirección contraria a lo que está haciendo la gran mayoría de países de América Latina.
Mientras que Chile hizo un desmonte, México está en esa tarea, Perú lo limitó a algunos combustibles e incluso Ecuador está contemplando ajustes, Colombia tuvo que asumir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles.
En otras palabras, del presupuesto nacional saldrán alrededor de cuatro billones de pesos, pues el precio que pagan los consumidores por cada galón de combustible en el país ha sido más bajo que el nivel de paridad, es decir, lo que cuesta ese mismo combustible en los mercados internacionales.
Es más, las cuentas más recientes hablan de que en la gasolina el desfase es de 543 pesos por galón, mientras que en el diésel la diferencia es de 746 pesos por galón.
Ya el Gobierno se endeudó para asumir este gasto, con la emisión de títulos de deuda pública en el mercado local por 1,88 billones de pesos y viene otra por más de un billón de pesos.
La situación se ha acentuado por varios motivos. Primero, porque los precios del petróleo llevan ya varios años en niveles altos, y luego la Corte Constitucional declaró inexequible la posibilidad de que se ahorrara en el Fondo cuando los precios externos fueran más bajos que los internos.
Más recientemente, y a pesar de ese escenario, el Gobierno se comprometió con los transportadores a mantener los precios del diésel y, para completar, el aumento en la tasa de cambio está jugando en contra, porque el país tiene que importar combustibles.
Como el Congreso es el único que tiene potestad para decidir sobre los precios de los combustibles, la idea del Gobierno es presentarle un proyecto con un mecanismo que reviva el ahorro.
Sin embargo, no es secreto que el escenario es complicado por estar en plena temporada electoral.
OTRAS PROPUESTAS
Julio César Vera, exdirector de Hidrocarburos del Ministerio de Minas y Energía, señala que el Gobierno debería aplicar la fórmula de combustibles de manera objetiva, sin que medien presiones sociales ni políticas, y que el Gobierno busque salidas para la competitividad de los sectores distintas a los precios de los combustibles.
Entre tanto, el centro de estudios Anif insiste en que el precio del combustible en el país debe estar atado al de los mercados internacionales.