Un viejo fantasma ha vuelto a recorrer el mundo: la inflación. En la gran mayoría de los países del mundo los precios están subiendo a un rimo que no se veía desde los años 70 del siglo pasado, y Colombia no es la excepción. Pero ese mal de muchos no puede consolarnos porque aunque nuestra inflación del 10 % sea similar a la de Europa o Estados Unidos, la situación del país es mucho más complicada.
Son tres las causas de la inflación mundial: primera y más importante, el aumento del precio del petróleo y la energía causado por la invasión rusa a Ucrania; segunda, la escasez de alimentos y materias primas provocada por esa invasión y por factores climáticos, y tercera las secuelas de los problemas de transporte y contenedores que dejó la pandemia. Es una inflación de costos
En Colombia la situación es más preocupante porque hasta ahora no se ha sentido la primera de esas causas, toda vez que por motivos políticos Duque no subió cuando tocaba el precio interno de los combustibles y le dejó ese chicharrón a Petro, con una factura por pagar que puede llegar a $28 billones este año.
Por esa razón cuando en Estados Unidos ha empezado a ceder la inflación por la baja del precio del petróleo, aquí continúa subiendo, y subiría aún más si el nuevo gobierno decide ser más responsable que el anterior y aumenta el precio de la gasolina para disminuir el déficit fiscal.
Para combatir la inflación, los bancos centrales de todo el mundo usan la receta de libro de texto y suben sus tasas de interés. Ellos saben que las tasas no tienen nada que ver con la mala cosecha de papa, ni con el recorte del gas ruso en Europa ni con el suministro del trigo de Ucrania, pero aún así las suben.
La razón de esta sin razón se explica en un artículo reciente del FMI: "La política monetaria no puede resolver los cuellos de botella en las cadenas de suministro que dejó la pandemia, ni la escasez en los mercado de materias primas debidos a la guerra en Ucrania, pero si puede frenar la demanda agregada para evitar nuevas presiones inflacionarias de demanda”.
La inflación siempre es un problema de una demanda mayor que la oferta. Cuando la causa es una caída de la oferta, es evidente que la subida de los intereses no sirve para aumentarla, de manera que funciona disminuyendo la demanda, es decir frenando el crecimiento económico.
Como siempre hay un rezago en el impacto de los intereses sobre la economía, este año no se va a afectar el crecimiento, pero ya los técnicos del Banco de la República bajaron drásticamente sus proyecciones de aumento del PIB para el 2023. Ahora esperan que solo sea del 1,1%. Por eso, el exministro Mauricio Cárdenas decía que el anterior gobierno entregó una economía inflada con esteroides.
MAURICIO CABRERA GALVIS