El alza de tasas por parte de los bancos centrales, en diferentes países, para frenar las altas cifras inflacionarias, también a nivel mundial, tiene preocupados a varios sectores económicos.
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Colombia no ha sido la excepción. Ahora bien, Mauricio Lizcano, director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), aseguró que la junta directiva del Banco de la República debería preocuparse también por el empleo y el crecimiento económico. No solo por tasas de interés.
“Solo tener la herramienta de subir las tasas de interés, a nosotros no nos atrae tanto, como Gobierno queremos ver cómo otra vez a través del sector agropecuario podemos bajar los costos estructurales de los precios de la comida para que realmente baje la inflación”, afirmó el alto funcionario.
También destacó que el anuncio del Gobierno sobre la compra de fertilizantes, ayudará a bajar los costos de la comida para "bajar la inflación de manera estructural".
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Respecto al salario mínimo, Lizcano aseguró que es un tema complejo pues depende de muchos factores, en específico de que el costo de vida esté disparado.
Por su parte, Miguel Gómez, presidente de Fasecolda, unos ajustes desproporcionados por parte del Banco de la República podrían significar una aceleración del fenómeno inflacionario que se vive en el país.
También aclaró que el ajuste del salario mínimo que se haga para 2023 será clave para la trayectoria futura de la inflación, que actualmente se sitúa en dos dígitos.
“Y desanclar las expectativas a mediano plazo con todas las consecuencias nocivas que esto conlleva. A esto se sumaría el deterioro de temas como el empleo y la informalidad. En materia fiscal las presiones sobre el gasto pensional de los regímenes de prima media y ahorro individual serían significativas”, explicó el directivo.
Gómez también añadió que es importante el rol del seguro agropecuario ya que el sector más expuesto de la economía nacional es el campesinado.
(Además: Papa, carne, cerveza: así afecta la inflación a sus precios).
“El clima y las plagas se suman a los riesgos derivados de la inestabilidad de los precios y las dificultades de comercialización. La historia de un trabajador del campo ha estado marcada por quiebras periódicas que los devuelven al punto de partida. Muchos terminan desistiendo y migran a engrosar las filas del desempleo o de la marginalidad en las ciudades”, puntualizó.
Junto a ello, el directivo aseguró que de los 104 países donde existe el seguro agropecuario, hay un subsidio estatal. En el caso de Colombia, desde 1993, existe el incentivo del seguro Agropecuario (ISA) que es asignado por Finagro.
“En trece años se han protegido inversiones de los productores agrícolas que ascienden a 11,1 billones de pesos. En 2020 se registró el mayor avance de este seguro, con cerca de 237 mil hectáreas aseguradas y 28 mil productores agropecuarios cobijados”, apuntó.
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