Aunque hace diez años se pronosticaba que las tiendas iban a perder mercado frente a los supermercados, ocurrió todo lo contrario y según los cálculos de Fenalco, el gremio de los comerciantes, en esta década las tiendas y superetes (minisupermercados de barrio) pasaron de manejar un 48 por ciento de las ventas de alimentos y bebidas en todo el país, a un 54 por ciento hoy.
Guillermo Botero, presidente de Fenalco, atribuye la consolidación de este canal de ventas a la cercanía de los tenderos con sus clientes, pues aseguran que conocen de nombre y apellido al 74 por ciento de sus compradores.
A esto se suma el hecho de que las tiendas han sido más resistentes a la recesión.
Mientras que como consecuencia de este fenómeno en los supermercados las ventas de alimentos y bebidas se han contraído 4,5 por ciento en lo corrido del año, en las tiendas han crecido 6 por ciento y la explicación, según Botero, es que la industria alimenticia ha desarrollado productos especiales para las tiendas que les permiten mantener su nivel de ventas.
Específicamente se refiere a presentaciones de distintos productos a precios muy bajos, como bolsa de leche a 500 pesos, cubos de margarina a 150 y bolsitas de café a 80 pesos.
Así la competitividad de las tiendas se da en el hecho de que su tiquete o factura promedio es de 3.000 pesos frente a 80.000 de un supermercado.
Aunque se sabe que las tiendas son mayoritariamente negocios familiares, liderados más por hombres, que por mujeres, no se tiene certeza de cuántos tenderos hay en el país. Fenalco, que ayer les celebró su día en 22 ciudades, tiene afiliados a 120.000, pero estima que pueden existir unos 900.000 en Colombia.
Un reciente estudio de la consultora Meiko muestra que en promedio, una tienda en Bogotá atiente a 45 hogares, el 43 por ciento de ellas están en un espacio que no supera los 15 metros cuadrados y el 61 por ciento solo tiene un empleado.
