Mientras esto se vuelve realidad es necesario compensar el vacío político y comercial que ha dejado Venezuela y fortalecer los lazos existentes con los demás países del área andina y el Caribe. Armar este rompecabezas es una tarea para especialistas y diplomáticos, y no va a ser fácil.
Aparentemente es más conveniente para Colombia y para los países pequeños del Grupo Andino, del Caribe y de Centro América unirse en un área de integración regida por un TLC común antes de emprender la integración con Mercosur o con México. Aunque a Colombia le corresponde promover esta iniciativa Caribe-Andina, lo debe hacer con delicadeza.
A Panamá, por ejemplo, le conviene que Colombia libere las trabas que le pone al comercio de bienes de la zona libre. Pero teme que si desaparece la barrera natural que representa el Tapón del Darién, sería incontenible la presión demográfica. Este vecino y cercano aliado también le tiene un pavor atávico a que se lo vuelva a tragar Colombia y le imponga el abandono, el mal gobierno y, sobre todo, la violencia que dejó atrás a partir de 1903.
Juega a favor nuestro en esta coyuntura que a Chávez le tienen más desconfianza que a Uribe, y que un segmento importante y muy dinámico de la clase empresarial venezolana se está pasando a Panamá.
Desde allá, van a pretender integrarse con la región andina. Pero el temor de los productores colombianos a la importación y al contrabando de bienes chinos provenientes de Panamá obstaculiza el progreso en las relaciones comerciales entre Colombia y Panamá. La solución, sin embargo, no es dañar las relaciones con Panamá, sino intensificarlas con China.
En Centro América se presentan varios obstáculos: Costa Rica y Guatemala le temen a la competencia de los colombianos. Nicaragua está temporalmente dominada por un nepotismo afín a Chávez que no difiere mucho en rapacidad del que depusieron a sangre y fuego los que ahora detentan el poder. En Honduras se paró en buena hora un intento de volverla como Nicaragua.
Ahora intentan reparar lo que se rompió y se busca una solución negociada, pero queda dividida en dos, la sociedad y los empresarios dejaron constancia de que no se van a quedar quietos si se vuelve a utilizar el 'Estado de opinión' como caballo de Troya para infiltrar al chavismo.
Defender la democracia en Honduras ha planteado interesantes disyuntivas para las relaciones regionales y para el pensamiento liberal del continente. En todo esto se ha distinguido México por no figurar, pero no debe estar esperando pasivamente a que Chávez llegue a Chiapas con el Alba a llenar los bolsillos de los zapatistas.
En Perú se preguntan si conviene más continuar figurando como país andino o si se pasa a Mercosur y le abre la puerta del Pacífico a sus vecinos orientales. Chile no se ha cuestionado todavía si de verdad puede aspirar a ser una Suiza, cuando todo se está reacomodando a su alrededor. En Venezuela, entre la gente que asesora a Chávez debe haber alguien buscando una cita de Bolívar para que hacerle entender que zafarse de Colombia debilita a su país.
Pero como se le ha ido hasta la luz, va a seguir peleando con Uribe, porque lo necesita para mantenerse en el poder, como Uribe lo necesita a él para eso mismo. Estos son tiempos interesantes para todos y, en Colombia, no es el momento para volver la Cancillería una dependencia del Ministerio de Defensa o del de Agricultura.
