La agrupación de activos financieros para ser convertidos en títulos valores que puedan ser vendidos o adquiridos por los inversionistas, recibe el nombre de titularización.
Esta herramienta de financiamiento tiene bastante auge en países como Estados Unidos, y en Colombia aunque ya despegó todavía queda camino por recorrer, lo que la convierte en una opción interesante para los inversionistas.
Dentro de las ventajas que ofrece la titularización se destaca que sus costos son inferiores con los márgenes de intermediación que cobran las entidades de crédito.
Además, la titularización cuenta con una estructura autofinanciada, ya que el flujo de caja de los activos vinculados sirve como fuente exclusiva de pago.
En Colombia existen tres tipos de titularización: la primera, sobre documentos de crédito existentes (por ejemplo hipotecas o tarjetas de crédito); la segunda, de activos y su posibilidad de generar rentas (caso inmobiliario); y la tercera, relacionada con aquellos flujos futuros (por ejemplo, servicios públicos o concesiones de carreteras) que todavía no han sido determinados pero pueden ser predecibles.
La especialización del mercado hipotecario estadounidense ha permitido un amplio desarrollo de esta herramienta en este país. En América Latina, Brasil y Argentina son los países que llevan la delantera. Colombia tiene las condiciones para que la titularización tome más fuerza.