En la capital se predice la desvalorización de las zonas residenciales que cruza la línea férrea.
El secretario de Hacienda del Distrito, Juan Ricardo Ortega, considera que serían pocos los predios que se beneficiarían con el paso del tren por la ciudad: los comerciales, los de oficinas o los que estén cerca de las estaciones.
"En el área urbana las viviendas perderían valor de forma significativa, porque están ubicadas muy cerca de la vía del tren. En Usaquén, entre las calles 116 y 135, o en la zona de Paloquemao el perjuicio sería brutal, porque tendrían un tren pasando cada 10 minutos, prácticamente, en la oreja", dice Ortega.
Sin embargo, el funcionario advierte que aún es difícil predecir cuál sería el impacto urbano del tren de cercanías, porque "la ciudad es heterogénea y tampoco alguien se ha pronunciado sobre el tema".
Las diversas líneas del tren de cercanías recorrerían una extensión de 106 kilómetros, de los cuales, 53 estarían dentro del perímetro de la ciudad.
A diferencia de Bogotá, Ortega agrega: "los precios en la Sabana han subido mucho, se han multiplicado por más de 10 y hay especulación con las tierras".
Preparan plusvalía
Pero no solo la llegada del tren de cercanías ha disparado los precios de los suelos rurales en los municipios del occidente.
Un reciente estudio de la Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá revela que en Madrid y en Mosquera los predios rurales y urbanos cuestan dos o tres veces más que en el 2005, debido a la creación de zonas francas y el trazado de nuevas vías.
Sin embargo, el fenómeno de desarrollo urbano en áreas rurales ha disparado el valor de la tierra no solo en el occidente de la Sabana, sino en las zonas de expansión en el norte de Bogotá.
"Una hectárea de suelo agrícola no vale más de 40 millones de pesos, pero ahora hay sectores en los que el metro cuadrado se transa a 170 mil pesos. Así, un predio que costaba 100 millones pasa a valer 1.700 millones de pesos. Tal es la dimensión de la rentabilidad que se está generando en la Sabana", explica Ortega.
En Cundinamarca, el gobernador Andrés González planea implementar la plusvalía sobre los predios que resulten beneficiados y aumenten su valor tras la construcción del tren de cercanías.
"El paso del tren generará una valorización de la Sabana que supera los 1.000 millones de pesos. Pensamos que, de esta valorización, el 10 por ciento debe ser para el Estado que financió el proyecto", manifiesta el Gobernador.
La plusvalía se cobraría a los propietarios que desarrollen en sus terrenos proyectos urbanísticos o que hagan reformas, ampliaciones o adecuaciones a sus predios.
Tierras a subasta
Ortega también lanzó a la palestra una propuesta para que las modificaciones al uso del suelo, por efecto de estos desarrollos urbanísticos sean de conocimiento público y no terminen beneficiando solamente a determinados propietarios.
"Quienes quieran urbanizar, que ofrezcan por la licencia y, si están dispuestos a pagarla en subasta, el proyecto gana", dice el funcionario, pero aclara: "adoptar este mecanismo es una decisión de los alcaldes, no me corresponde a mí".
Por ejemplo, dice Ortega, si los dueños de dos fincas busca la licencia, el que está más lejos de las vías o del acueducto recibe un handicap para equiparar las condiciones. "Funcionaría fácil si todas las tierras en Colombia fueran iguales, pero no es así", concluye.
Proyecto de cuatro fases
El costo de la construcción del tren de cercanías se estima entre 11 y 13 millones de dólares.
La primera etapa, de acuerdo con los cronogramas de la Gobernación de Cundinamarca, tendría que empezar a finales del 2011.
La primera línea conectaría a Bogotá y a Facatativá. Este corredor recorre los municipios de Madrid y Mosquera hasta llegar a la Estación de la Sabana. Sin embargo, el Distrito plantea que la línea llegue hasta la carrera 30.
La segunda irá entre Bogotá y La Caro, la tercera desde La Caro hasta Zipaquirá y la última ampliará el corredor férreo hasta el municipio de Tocancipá.
El tren tendrá modernos trenes electrónicos de tres vagones, que irán a una velocidad promedio de 55 kilómetros en la ciudad y de 65 en el área rural.